La oscura, la muerte, la Moira más despiadada, se va acercando. La noto aquí muy cerca, mirándome, con la tijera en la mano para cortar el hilo de la existencia en cualquier momento. Pero a pesar de lo que siempre supuse, no tengo miedo, estoy tranquilo. Creo que entrar en la nada es el descanso total y absoluto. Ahí en la nada dejaré de ser, ya no sufriré. La mano de su compañero Remigio en su mano, le ofrece un calor que abrocha todos los buenos momentos vividos.

– Remigio, quiero que sepas que he sido muy feliz en tu compañía, y fíjate lo que te digo, si siento morirme es porque sé que vas a sufrir, pero no lo hagas, no merece la pena, ni vas a conseguir nada agradable con sufrir. Cuando te veas un poco agobiado, reúnete con ellas con nuestras dos amigas, Rosa y Rosalina, seguro que entre los tres me recordaréis en los mejores momentos. Estoy pensando que el último de nosotros que se vaya, será el que peor lo va a tener, ya no tendrá alguna de nuestras manos amigas para sentir el calor amigo, se tendrá que agarrar al recuerdo.

– No pierdas energías parlando Romualdo, descansa.

– Pronto voy a descansar del todo, así que déjame que le de a la de sin hueso mientras me quede aliento. Solo quiero decirte que cuando te llegue la hora como a mi, no le tengas miedo, esto es otro paso en el camino, el definitivo.

Luego Romualdo entornó los ojos, estaba cansado, dormiría un poco. Y el sueño se le pegó en la piel para siempre. Remigio lloró mientras se despedía de su compañero con el corazón. Menos mal que no había cogido el Covid-19 y pudo morir tranquilo con los suyos en la residencia.

Mordida existencial: Solos venimos, solos nos vamos, pero el desenlace será mucho mejor con tus manos en las manos de los tuyos, para poder sujetar unidos el último aliento. La pandemia ha dejado en la más absoluta soledad a los enfermos que no podían recibir las visitas de sus íntimos. También ha dejado heridos a todos los familiares que no han podido despedirse, ni acompañar a sus seres queridos. La pandemia ha sembrado soledad, además de dolor. La pandemia ha venido a demostrar que somos una minúscula gota en el universo. Desde que nacemos, comenzamos el camino de vuelta, un día más de vida y un día menos de permanencia. Y sabiendo que la oscura nos acompaña desde que nacemos, ¿a qué tanta prisa y tanto consumo, si no hay tiempo para lo verdaderamente importante?

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo