Romualdo tomó la mano de su compañero de habitación, que estaba en cama debido a una fuerte ciática. Luego sacó de la mesilla de noche el libro que le había traído su nieta, acercó una silla y se sentó al lado de la cama de su amigo.

– Mira qué libro más bonito. “El puente de la Cepeda” Versos a Oliegos 2020. Te voy a leer algunos de los textos de este libro. Es un libro que se lee de un tirón, ya que en él participan unas cuarenta y cinco personas, que en forma de relato o de poema, colaboran cada año en un encuentro precioso que se hace en La Cepeda, conmemorando la desaparición del pueblo de Oliegos, cuando sus habitantes tuvieron que emigrar a Foncastín, eran tiempos de pantanos.

Antes de que Romualdo comenzara a leer, llegaron Rosa y Rosalina, ya que en el desayuno Romualdo se lo había comentado y no querían perderse aquel buen rato que les daría escuchar la lectura de Romualdo.

Remigio estaba muy feliz, con aquellos amigos, su postración por culpa de la osamenta ya gastada, era muy llevadera gracias a ellos.

Mordida existencial: Cada año, y ya van veinte, se celebra en un pueblo de La Cepeda, el recordatorio de un hecho histórico que dejó a los habitantes de Oliegos, sin hogar para construir un pantano. Fueron trasladados o podríamos decir transplantados a un nuevo lugar llamado Foncastín, donde tuvieron que rehacerse y reinventarse.

Cada año, para la conmemoración de este hecho tan triste, se reúnen en un ambiente lúdico, pero con la vivencia de aquel duro recuerdo, todas las personas que deseen poner sus átomos en aquellas vivencias pasadas. También vienen desde Foncastín, todos los que quieran unir sus recuerdos a ese día conmemorativo.

Pero además, y este acto, es un acto de memoria, se recogen cada año, en un libro, los textos de los participantes, para que quede constancia de que Oliegos, además de estar con sus cimientos anegados en el pantano de Villameca, desde 1945, tiene sus raíces, repartidas en hermosos libros que dejan huella de lo que fue el alma del pueblo.

Agradecer a todos los que organizan y hacen posible que año tras año, y ya van veinte, se haga posible este encuentro que da vida a todos y cada uno de los muros que hubo en las casas y tapias de un pueblo sacrificado para que otros tuvieran progreso.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo