Gota a gota, / como un jarabe solidario,  / caen en la en la taza de la vida, / en la bolsa de la existencia; / la gracia y la esencia del amor. / Amar es compartir, y dar. /También es amor cuidar,  /  entender el quejido de los otros. / Amar también es entender, / nuestro propio tejido, / que antes o después, /será pasto de alguna enfermedad, / de alguna necesidad esencial. / En la urdimbre de la rutina, / todos somos gotas de infinito, / como las propias gotas / que desde el lecho de las venas, /van a dar al océano de la vida. / Al gran océano / de las cosas que suceden, / que se palpan. / ¿Pero qué sucede, cuando / alguien no puede palpar, / y no le suceden nada más /  que las cosas del penar? / Las cosas del penar, / esas que se llaman enfermedad. / Entonces, sin esas gotas mágicas / que devuelven ganas y latidos, /estamos ante el gran abismo, / ante el último desafío.

-¿Qué os ha parecido el poema de Julia? Preguntó sicóloga, la nieta de Romualdo, que había creado un taller entre los residentes del hogar para mayores y los chavales de un colegio en el que ella impartía sus conocimientos.

Remigio dijo con voz velada: – Creo que es maravilloso tener este taller, donde poder mezclar nuestras arrugas con la piel aún limpia de estas muchachas y muchachos. A mi me está sirviendo para dar un poco de calma a una parte de mi pasado, que como sabes, me atormenta. Te doy las gracias por ello.

Romualdo pasó el brazo por el hombro de su compañero y amigo de habitación. Ya se conocían mucho y sabía que Remigio no era capaz de perdonarse el maltrato que había propiciado a las dos mujeres más importantes de su vida.

– Creo, dijo Rosalina, que es muy importante concienciar a las personas desde su niñez, de que la donación de sangre es primordial. Todos la vamos a necesitar, a lo largo de la vida, para sanarnos. Estaréis de acuerdo conmigo en esto, y si no, que  levanten la mano los residentes que no hayan recibido sangre a lo largo de su vida.

Pocos, muy pocos fueron los que alzaron sus brazos. Los muchachos que voluntariamente realizaban el taller en aquella residencia para mayores, se miraron atónitos. Así que era cierto, es esencial hacerse donante de sangre.

Mordida existencial: Si aún no eres donante de sangre, plantéatelo, puede que mañana la necesites. Si nunca has intentado donar: ¿Dónde queda la ética que te hace un ser social?

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.