Los años pasan, / cayendo uno / encima del otro. /  Los pasos llevan / uno delante del otro. / Las palabras hablan; / primero una, / luego otra. / La vida arropa; / un abrazo, / luego otro. / La vida pasa, / una etapa, / luego otra. / La vida duele; / una herida, / luego otra. / La muerte llega / ¡DE REPENTE!

Remigio aprieta un poco más el hombro de Rosa que está leyendo tan ensimismada que no se entera de que le está hablando.

-¿Pero Rosa? Debe estar gustándote mucho el libro, llevo aquí un rato intentando hablar contigo y no hay forma.

Rosa levanta la vista del libro y le mira. – ¿Es muy urgente lo que tienes que decirme? – No, pero… – Pues escucha…, te voy a leer este poema titulado “El paso de los años”, te va a encantar.

A tal tiempo llega Romualdo y se suma a la escucha. Tanto a Remigio como a Romualdo, les encanta que Rosa les lea poesía, sabe hacerlo como nadie, por eso, un día a la semana, por la tarde, Rosa lee voluntariamente a todos los residentes durante un buen rato, y ha llegado hasta tal punto su convocatoria, que se llena el salón de actos de la residencia el día que Rosa lee.

-Estoy pensando, dijo dirigiéndose a Romualdo y a Remigio, que podemos hacer un taller de lectura, vosotros dos soy muy buenos, hasta teatro leído podemos poner en práctica. Se lo voy a proponer a la directora. Es una bonita idea y creo que podremos hacerlo dos días a la semana. ¿Qué os parece?

Los dos amigos se miraron, si Rosa lo decía…, no había nada más que añadir. Desde luego la idea era muy chula.

Mordida existencial: Nuestros tres amigos de la residencia en la que viven la última etapa de sus vidas, son buenos lectores, y eso es una extraordinaria manera de aprender y de sentir la vida. Con esa disculpa, he puesto en manos de Rosa el poemario de Carmen G. Pinillas, editado por “LápizCero ediciones”. El poemario se titula “Huellas del Alma”. En sus versos, se puede apreciar que las palabras de Carmen son huellas de su alma, que como pisadas de existencia, fluyen en el río de la vida con una preciosa forma de posar emociones íntimas.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.