Foto: Isaac Llamazares

Anécdotas, discusiones y vivencias del día a día de un leonés (sí leonesista) afincado lejos de su tierra

Ocurre un hecho bastante común cuando un leonés decide –o es obligado- irse a vivir a otro rincón de la geografía española. Y ese hecho es, por un lado, que sus raíces hacia la tierra que le vio nacer se van a ver mucho más potenciadas lejos de casa. No sé ustedes, pero en el momento que sufrí esta ‘diáspora’ mi sentimiento leonesista aumentó proporcionalmente a los kilómetros que iban separando mi hogar.

Y, por otro lado, el ‘choque’. Se entiende ‘choque’ como el intercambio ‘chocante’ de información y opiniones entre un leonés y el habitante autóctono del nuevo hogar. Y es que muy pocos, por no decir ninguno, saben lo que es el leonesismo.

“Un nuevo independentismo”, dicen algunos. Pues no, señor, ni es “nuevo” ni es “independentismo”. “Una influencia de Cataluña”. Puede ser, amigo, que los catalanes fueran los que nos copiaran a nosotros.

La cuestión, amigo lector, es que el leonés descubre, en su destierro, que al otro lado de las fronteras de la Región nadie entiende este sentimiento de lucha por lo que es nuestro. Y si usted es uno de los que reside actualmente fuera de León sabrá de lo que hablo. Y si no lo es, aquí les dejo algunos ejemplos a los que me he visto enfrentado esta semana.

Adoctrinamiento histórico y educacional

Hace unos días mantuve una conversación con un buen amigo natural de Albacete mediante la red social Instagram. El susodicho contestó al artículo en el que expresaba mi malestar con la frase “no leonesista” de Ana Carlota Amigo diciendo que “sois más chapas que los catalanes, por eso se desmarcan del ‘leonesismo’. Yo también lo haría tío, hay que ser coherente”.

Permítanme el lujo de darle la razón en la primera frase. Y es que en ello lleva razón. Se puede afirmar con creces que los leoneses damos mucho la ‘chapa’. Pero lo que quiero corregir es que el leonés es cazurro. Todo leonés se siente orgulloso del lugar que le vio nacer y crecer; y todo leonés, cada vez que aparece una noticia relacionada con la Región, no puede resistirse a comentarlo y resaltarlo. “¡Ostras! Eso/ese es de León”, se suele decir con emoción.

Sin embargo, amigo manchego, no lleva usted razón en la parte que a la coherencia se refiere. Y es que si de verdad se hubiera leído mi artículo habría sabido que el leonesismo no conlleva, obligatoriamente, querer separarse de Castilla y León, sino cuidar y mimar todo lo que es nuestro y nos ha hecho ser como somos.

La conversación continuó con tintes históricos. “Sin Asturias no hay León, aunque os j*** jajaja” o “Covadonga cuna de España”. Aquí entra uno de los graves errores que se tiende a caer en estos tiempos. Y es que no se puede tener como base la actualidad para referirnos al pasado.

Querido compañero, los que iniciaron la reconquista en la península ibérica (porque España nació muchos siglos después) fue el Reino de los Ástures (y es que, de igual forma, el nombre “Asturias” ni existía en aquellos años). Dicho Reino, en el 910, trasladó su capital de Oviedo a León. Pero hay que tener en cuenta que antes se había trasladado a Cangas de Onís o Gijón, y no por ello existe el Reino de Cangas de Onís o el Reino de Gijón.

Lo que quiero explicar y aclarar con esto es que no hay que mezclar el pasado con el presente. En el siglo X no había sentimiento asturiano o leonés, puesto que todo era el territorio cristiano de los ástures. Sería a finales de siglo cuando se comenzara a popularizar el término “Reino de León”.

¿Quién gana en despoblación?

De igual forma, hace exactamente cinco días tuve otra discusión, esta vez por teléfono, con un también buen amigo burgalés. Ya os imagináis por dónde van los tiros.

Los últimos datos del INE muestran una despoblación en Castilla y León de 6.263 habitantes. Pero claro, el titular tiene trampa. Si sumamos las tres provincias de la Región Leonesa encontramos que la cifra de habitantes perdidos aumenta a los 6.979; mientras que Burgos, Segovia y Valladolid (las más favorecidas por este engendro autonómico) aumentan en 1.760 habitantes. Por lo que el titular correcto hubiera sido “Castilla gana y León pierde”.

Y es un argumento bastante básico que siempre utilizan los del otro lado de la Región. “Como el total de mi comunidad pierde habitantes, pues yo también pierdo”. Y resulta más una falta de respeto que alguien de esas tres provincias castellanas se queje de despoblación cuando la despoblación real nos afecta a nosotros.

“Es que justo este año hemos subido, pero si miras más atrás en el tiempo verás cómo hemos perdido”, contesta mi amigo de Burgos. Pero, nuevamente, esto no es así. Si echamos un vistazo a la población de Castilla y León del año 2000 al 2018 se puede apreciar que Burgos registra una subida del 2,8% en población. Traducido, que no pierde, gana.

¿La respuesta? Una imagen en la que aparece la disminución de la población del 2012 al 2015. Justamente el periodo de tiempo en el que España estaba inmerso en la crisis económica y cuando más despoblación hubo en todos los territorios.

“Solo tienes que mirar la cantidad de pueblos deshabitados que hay en Burgos”, fue su nueva contestación. Una contestación con dos respuestas. Una, no hay que confundir despoblación con éxodo rural. Y la otra, ¿le vas a decir a un leonés lo que son los pueblos sin habitantes? Set y partido. Y es que, lamentablemente, en el juego de la despoblación, León se lleva la medalla de oro.

La identidad leonesa no es natural

Por último, querría resaltar una contestación que tuvo bastante movimiento en la red social Twitter. Si usted es seguidor, seguramente está al tanto. Y si no, aquí va un resumen.

El pasado jueves subí a mi perfil una imagen de un libro para niños titulado Historia de España ¡En 100 páginas! En el mismo, la portada no hacía mención alguna a León, y en el interior del mismo tan solo aparecía junto a Castilla. Una respuesta que resaltó fue la de un usuario que decía “La idea no es ‘ocultar’ la identidad. Si queréis que vuestra reivindicación política tome relevancia, escribid vuestras versiones y convenced a la comunidad de historiadores. Las identidades no son naturales, no ‘se ocultan’, se imponen”.

Antes de incidir en la cuestión principal, la de que las identidades no son naturales, cabe destacar la frase “escribid vuestras versiones y convenced a la comunidad de historiadores”. ¿Por qué hay que convencer de algo que sí ha ocurrido? Porque la historia, a diferencia de otras cosas, no es algo subjetivo. Ha ocurrido esto y se cuenta esto. Fin.

Incidiendo en lo principal, el discurso se vuelve a sostener con la frase “pocos profesionales decentes encontrarás que sean capaces de sostener a 2020 que las identidades son naturales”. Pues no señor, es justo al revés. Pocos encontraré que me digan que son artificiales.

Y es que con ese discurso, parece ser, que por el hecho de que en 1983 se formara Castilla y León la identidad leonesa ya no existe, fue también artificial. Y yo le contesto con una frase de otro usuario que me llamó realmente la atención:

“Se es español de modo natural como entidad geográfica y política, pero identitario es una mera cohesión ideológica del nacionalismo español. Natural es el conjunto de pueblos que han constituido esa entidad política llamada España y entre ellos estamos nosotros, los leoneses”.

Y cierro el debate con una frase de la famosa tesis del sociólogo americano Robert Cagan Poder y Debilidad en la que enuncia que “el factor de participación que hace referencia a una herencia cultural activamente asumida, no a una esencia objetiva y permanente, no puede fundarse si los individuos no comparten una determinada cultura. […] Un puro nacionalismo político, voluntarista, ajeno a la historia, tendría, por su carácter radicalmente revolucionario, una propensión natural al error”.

A modo de explicar esta frase. Una identidad impuesta, o sea artificial, está destinada al fracaso y a establecer a la identidad natural original como la ganadora. Esto se puede ver en nuestros días. Castilla y León está destinada al fracaso (aunque se lleva viendo este fracaso 37 años), y será cuestión de tiempo que la gota colme el vaso, si no lo ha colmado ya.

Un leonés en el exilio se ve enfrentado a un mundo de ignorancia, arrogancia y sumisión. Pero ese no es el espíritu de alguien que lleva al rey de la selva en su interior. Y ahí vamos a estar todos los leoneses para mostrar al mundo lo que fue, es y será León.

firmado por “Christian Fernández