José Luis Garrido, Presidente honorífico Federación de Caza Castilla y León. Director honorífico de la Escuela Española de Caza y Ex Director general de la fundación FEDENCA-RFEC. Ha publicado un estudio titulado “La necesidad imperiosa de cazar” por la densidad poblacional de animales salvajes. Era nuestra intención hacer un resumen, pero ante la importancia de cada una de las frases, no podemos hacer otra cosa que, con su permiso, publicarlo íntegramente.

“Debido a la densidad poblacional en determinados territorios, hay algunos animales cinegéticos que producen cuantiosos daños a la agricultura; me refiero a conejo, jabalí, corzo y venado. Otras especies o las mismas son muy peligrosas para la fauna y la ganadería como el lobo, el jabalí y el venado; el lobo por razones obvias y los dos ungulados porque pueden propagar enfermedades a la ganadería como la Tuberculosis y la Peste Porcina Africana (PPA), y también todas ellas pueden ser muy peligrosas para las personas por la provocación de accidentes, como el jabalí, el corzo, el venado y los cánidos.

Interactúan los cánidos y el jabalí que depredan sobre el conejo, y los cánidos lo hacen además sobre la mayoría de las especies silvestres, pero con una incidencia escasa, pues es conocido que los depredadores, como el lobo, eligen las presas por su índice de apetencia que es función del balance energético más que de la densidad poblacional y en este caso, el rendimiento es muy superior cuando caza un cordero manso que una veloz res cinegética y no digamos si lleva navajas y amoladeras.

Conocedor de estas situaciones palpables, el Ministro de Agricultura P. y A. Luis Planas, en escrito del 14-04-2020 se dirigió a las comunidades autónomas para obligar a que controlasen al Jabalí (Sus scofra), especie muy peligrosa para mantener el control sanitario de la cabaña ganadera, amenazado especialmente por la PPA ya metida en Centroeuropa. Cinco grupos ecologistas se tiraron todos en melé para denunciar que los cazadores pudieran salir del confinamiento e irse gozosamente a por el jabalí. Van contra la caza y quieren que los daños, que cada vez son más cuantiosos, los paguemos absurdamente todos los ciudadanos, incluidos los que hasta ahora llevamos muchos años pagando bastante más dinero por cazar jabalíes y evitar daños. Dentro de la prioridad del momento, es obvio que a los cazadores nos importan infinitamente más otras cuestiones que tienen a muchos pendientes de un hilo, que todos los daños materiales posibles de las especies cinegéticas; no obstante, ante la necesidad de los agricultores, los ganaderos y sobre todo las comunidades autónomas que no tienen personal eficaz para ese control poblacional, ni medios para analizar los daños, el colectivo cinegético no ha puesto pegas de asumir una responsabilidad que deben agradecernos, pues en esta ocasión no era obligatoria pero sí muy necesaria para minimizar el riesgo de una especie que va a requerir más acoso que la caza voluntaria a la espera.

Necesitamos que las partes implicadas colaboren en los daños y no que se nos adjudique como si fuera una obligación exclusiva de los cazadores

Como nadie duda, los cazadores podemos aminorar los daños excesivos con una caza ajustada a las circunstancias del momento, pero sería deseable que tengamos todos claro que el control cinegético no es gratuito pues necesita dedicar tiempo, hacer todos los gastos que requiere el hecho de cazar y además, en momentos tan sensibles para la sociedad como el que ahora vivimos, tenemos que asumir otro coste de mucho más valor: nuestra imagen, porque siempre saldrá alguien voceando que solo nos importa pegar tiros, entre otras razones, porque hemos reivindicado la beneficiosa acción de cazar para remitir daños, sin que hayan necesitado reclamarlo quienes sufren los daños y se benefician de esta labor necesaria, los agricultores y en el caso del lobo, los ganaderos. Necesitamos que esas partes implicadas, colaboren en los daños y no que se nos adjudique como si fuera una obligación exclusiva de los cazadores, porque los propietarios de la tierra nos cobran dinero porque queremos cazar en sus predios, pero no se nos devuelve cuando es imposible cazar o los que quieren que cacemos sean ellos. Pues al menos, que lo pidan unos y otros. Y esto debería ser así, aunque algunos cazadores no lo entiendan.

Es imperiosa la necesidad de cazar algunos animales cinegéticos porque los daños pueden ser desproporcionados dada la situación de veda producida por el Estado de Alarma que ha impedido en estos meses de primavera la caza habitual de control de conejos, corzos o jabalíes. Analizamos para cada una de esas cinco especies citadas en el primer párrafo los datos de capturas y la posibilidad de incrementarse los siniestros propios de esas especies al no tener el freno de la caza.

Conejo

El conejo (Oryctolagus cuniculus), a pesar de lo que creemos, cumple la condición de ser una especie Vulnerable (VU) con carácter nacional, según los criterios de la UICN y en algunas comunidades: Asturias y Cantabria está amenazado y en peligro de extinción por lo que no hay capturas. No obstante, hay comunidades y provincias con sobrepoblaciones que producen muchos daños a la flora y a la agricultura. Recientemente he escrito que los conejos producen el 50% de los siniestros agrícolas según se deduce de los datos de Agroseguro. Con carácter general este año van a ser más escasos que otros años en el cereal, viña y frutales, por la cantidad de hierba que están aportado las lluvias primaverales. Las comunidades con más capturas de conejos en las dieciocho temporadas del siglo XXI han sido: Castilla la Mancha (CLM) con el (33%), Andalucía (24%), Comunidad Valenciana (4%), total el 61% de capturas y por tanto las más pobladas de conejos y con más daños locales. En las 18 temporadas hemos cazado en España 100.578.000 conejos, de los que un tercio se han cazado en CLM (1). Una coneja tiene hasta cuatro partos año, con cuatro gazapos cada uno de media y una tasa de crecimiento anual estimada en el 240 % tomando hace unos treinta años como referencia a Toledo, la provincia española con mayores capturas. Cien conejos en enero se convierten en 340 para octubre. (2). Estimo que deberíamos haber cazado por control desde marzo a junio (4 meses) un 25% de las capturas anuales; aproximadamente 1.500.000 de conejos, que llevamos de retraso en las 17 provincias más pobladas, en las que cazamos en la última temporada 2017-18 entre los 120.000 conejos de Valladolid y 750.000 conejos de Toledo.

Corzo

El corzo (Capreolus capreolus) es una especie que se ha cazado siempre, aunque cada vez más. Tiene una gestación de unos cuatro meses pero desde la cópula, julio, al nacimiento, abril año siguiente, pasan nueve meses por un hecho biológico muy interesante «implantación diferida». Siempre parió dos corcinos habitualmente, pero en los últimos años cada vez es más corriente ver algunas corzas con tres corcinos. Los censos de 1980 daban unos 10.000 corzos controlados de los cuales 6.500 lo eran en el área geográfica Cántabra-astur-galaica y 2.500 de la zona Ibérica (Demanda, Urbión y Cameros) ahora las más pobladas. Actualmente hay una desproporción elevada del sex-ratio a favor de las hembras en el campo. El corzo es la especie que produce más siniestros en las carreteras de Castilla y León, la comunidad con más accidentes que lidera la provincia de Burgos, seguida muy cerca de Soria y León. A principios de siglo 2000-01 las capturas declaradas eran 6.427 corzos y dieciocho temporadas después han sido 67.000 las capturas declaradas, que se han multiplicado por 10’42, factor sin duda inducido por las capturas de hembras, pero que luego no se aprecian en algún censo de campo (1). Se doblan las capturas cada tres temporadas y media. La tasa de crecimiento de la especie ampara esos incrementos anuales pues está entre 1’25 y 1’40 (3).

Las estimaciones de capturas esperadas para este año 2020 eran de unos 75.000 corzos de ambos sexos. Cada año más del 50% de las capturas se producen en los dos primeros meses, abril y mayo. En junio este año va a estar mucho más difícil porque el monte está lleno de hierba y el corzo va a visitar muy poco los sembrados. Queda julio y días de agosto para el celo y setiembre y días de octubre para intentar las capturas de ambos sexos en alguna comunidad puntera. Es buen año para aprovechar la caza de hembras, pero no creo que lleguemos en total al 66% de las capturas habituales en toda la temporada, por lo que es de esperar más accidentes.

Jabalí

Como escribí recientemente, el jabalí (Sus scofra) es el animal más peligroso para las personas por ser el que provoca más accidentes en España y para la ganadería por la Peste Porcina Africana (PPA), también es la segunda especie con más siniestros agrícolas. Cada temporada cazamos el 18% más que en la precedente, pero la sobrepoblación sigue creciendo. Últimamente la ausencia de personas y vehículos le hace moverse en zonas urbanas periféricas para aprovechar la comida que a veces les ofrecen los ciudadanos que desconocen el peligro de agresión de esta especie como «atracador salvaje» si no le sueltas lo que lleves de comida encima. Las capturas de 2000-01 se doblaron en 2011-12 (algo más de once años) y estimo que se habrán vuelto a doblar en la temporada última, 2019-20, nueve años. Hemos cazado más de 4.000.000 de jabalíes en las dieciocho temporadas primeras de este siglo. Esta temporada 2020-21 de seguir el incremento habitual de capturas, tendríamos que cazar más de 600.000 jabalíes. (1).

Considero que por coherencia en estas situaciones debe prohibirse la cría y suelta de jabalíes de granja. Están dando muy mala imagen a la caza. Todos tienen una tasa de crecimiento anual que puede superar al 100% tras los partos, aunque la mortalidad anual puede superar el 50% (3). El problema más grave a controlar es la situación de la (PPA), que ya está hace tiempo en Polonia y puede llegar a España, en cuyo caso habría que eliminar el 90% de las ganaderías de porcino.

Ciervo

El ciervo (Cervus elaphus) es la res insignia de las monterías de caza mayor. Las capturas totales en las dieciocho temporadas han sido de 2.197.384 venados; las más altas tras las del jabalí. Las tres comunidades que han cazado en ese tiempo casi todos los ciervos (88%) han sido Andalucía con el (39%), CLM (30%) y Extremadura (19%) (1). La tasa anual de crecimiento de la especie es del 1’25. Las capturas en las 18 temporadas se han multiplicado por 2’55.

Lobo

El lobo (Canis lupus) está ahora mismo vedado y en el limbo después del auto nº 135 del 26 de abril de 2018 de la sala de lo Contencioso-administrativo, del TSJ de Castilla y León, que dirige la famosa magistrada jefa de sala Ana María Martínez Olalla. Este párrafo lo escribí antes de que apareciera en prensa la plausible noticia del revolcón que ha sufrido del Tribunal Supremo la prepotente magistrada que anuló el Decreto 32/2015 e impidió el aprovechamiento y control de las especies de caza, cercenando los derechos de los cazadores y los intereses legítimos de ganaderos, agricultores y de otros actores del mundo rural.

Hemos cazado 61 lobos de media en los últimos diez años que han permitido cazarlo, cuando eran 135 los autorizados por la Consejería, pero las trabas de varias delegaciones provinciales de medio ambiente propiciaron que cazáramos menos del 50% mientras las manadas aumentaban el 20% entre los censos de 2001-02 con 152 manadas y 2012-13 con 179 manadas. La impresión general es que ha seguido subiendo el número de lobos pues se detectan nuevas manadas en ese seguimiento intenso que siguen haciendo las guarderías y algunos analistas y la impresión entre ellos es que no es arriesgado decir que habrá entre 185-190 manadas actualmente. Y no se caza.

Los ataques en Castilla y León fueron dos mil en 2017 último año de caza permitido y las cabezas, cada vez más de mayor, superaban las 3.000 reses en ese mismo año. En Castilla y León, en el año 2019, el número de ataques fue de 1.683 en los nueve primeros meses y los animales muertos 2.445, cada vez más de mayor. La provincia con más siniestros de enero a octubre en 2019 fue Ávila con 983 ataques declarados y 1.123 animales muertos. La ganadería abulense, al sur del Duero, está sufriendo un acoso desproporcionado.

En los diez últimos años se han cazado menos del 50% de los lobos autorizados

La situación con el lobo en Castilla y León es la siguiente: se ha anulado el plan de caza del lobo y lleva vedado más de dos años. Cuando se ha permitido la caza, en los diez últimos años se han cazado menos del 50% de los autorizados. Parece que va a pasar a protegido según la ministra. Me comentaba un cazador sensato que no nos merece la pena quemar las naves, si la sociedad no responde y quiere pagar dos o tres millones de euros cada año por el lobo, de momento, y acabar con la ganadería extensiva de la comunidad, pues allá ellos, los cazadores no podemos actuar. Que lo defiendan los políticos y los sindicatos. Y los cazadores dejamos de quemarnos y manifestarnos contra los animalistas, cuando la mayoría de nosotros ni hemos cazado, ni vamos ya a cazar nunca un lobo. De seguir esta veda en toda la región es muy posible que desgraciadamente aparezcan actuaciones que creíamos enterradas. Pues que lo resuelvan ellos.

Este año vamos a cazar algunas especies muy por debajo de las posibilidades y eso es muy malo también para sus poblaciones. Cazar también se debe hacer por amor a la fauna, aunque lo ignoren los que se han erigido en custodios de ella, pero desconocen cómo se preserva y sostiene una población de animales. Los cazadores que hacen gestión saben que para cualquier animal el hacinamiento por sobrepoblación suele ser fatal y que es imprescindible su regulación si se trata de animales silvestres y su control sanitario en el caso de la ganadería. Son muchos los ejemplos de enfermedades como el de la sarna en poblaciones de cabras y rebecos por defecto de caza en algunos casos por celo administrativo y otros por el acoso ecologista como ocurre en Guadarrama. Y no es de ahora, Isabel de Farnesio, gran aficionada a la caza y mujer de Felipe V, en el monte tapiado de Riofrío (Segovia) no permitió cazar ningún venado a pesar de tener el monte saturado de ellos y en aquella temporada de primavera generosa se multiplicaron. Al año siguiente vino una gran sequía y murieron gran parte de los ciervos de hambre y apestados, porque la reina no sabía que hay una capacidad de carga, que no se puede sobrepasar. Hay que controlar las poblaciones por amor a la fauna, pues hay varios casos en los que les viene mucho mejor la caza, que la veda.”

José Luis Garrido

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Foto: Leonardo de la Fuente