Muchas personas están ahora trabajando para hacernos la vida más fácil y muchos están en casa para cuidarse y a la vez cuidar de nuestra sociedad.

No sé si esto es una información, que es de lo que se trata en un periódico, pero no puedo resistirme en los tiempos que corren a dejar brotar las emociones.

Anoche desde casa pude comprobar la emoción que había cuando a las ocho de la tarde, niños y mayores aplaudíamos por las personas que están cuidando de nosotros. Parecía que estos aplausos iban destinados solo a los sanitarios (médicos enfermeras, celadores, limpiadoras… de los hospitales), pero no era así, además de ellos a los que estamos profundamente agradecidos, hay más.

Alguien en el calor de los aplausos dijo; “orgullosos de nuestros sanitarios”.

Alguien más dijo a su vez; “también por los otros”.

Ahora estoy viendo desde la ventana al personal de limpieza, con su chaleco reflectante, su carro y su escoba, que mueven con agilidad. Hace frío y aire, pero tienen que mantener la ciudad limpia. También apareció la furgoneta del pan, y sale de casa mi vecina que va a trabajar al “super”. Ahora llega el camión de reparto de la tienda, ese que traerá sin duda leche y papel higiénico. También pasa la policía…

Hay muchas personas que están cuidando de nosotros desde la obligación que les toca. Gracias a todos ellos.

El aplauso de ayer era para los sanitarios, nuestros héroes, pero también para “los otros”, para todas esas personas que tienen que ir a trabajar para que todo siga funcionando con “normalidad”. Para esas personas que tienen que ir a trabajar, no solo para que estemos abastecidos, sino también para que la economía no se hunda, para que la vida siga, eso si tomando precauciones. Nosotros también tenemos que cuidar de ellos quedándonos en casa y cumpliendo con las instrucciones que nos han dado, así que el aplauso, un poco más pequeño, debe ser también para nosotros.

¡Aplausos para todos! tenemos que vencer al “bichito” ese.