Pablo García García
Contenidos
Noventa imágenes transferidas a papel, de collages creados a partir de imágenes digitales de la iconosfera sometidas a tratamientos fotográficos por medio de programas informáticos.
Organiza y produce
Dpto. de Arte y Exposiciones del ILC (Diputación de León)

Corto y cambio
Pablo Gaga, Pablo García García o Pablo Jeje, nacido en León en 1975, son algunas de las identificaciones que suele utilizar este significativo artista, como referencias explicitas y acotadoras de sus diferentes proyecciones artísticas en el ámbito de lo público. Es un

creador polifacético que mantiene una intensa y fructífera actividad desde que se licenció en Diseño y Audiovisuales en el año 2000, en la facultad de Bellas Artes de Salamanca. Cuenta con una amplia trayectoria en la que destacan algunas muestras realizadas en la

galería Cubo Azul, galería Fúcares, DA2 de Salamanca y varias convocatorias colectivas en ARCO 06 y ARCO 08, en el Centro Leonés de Arte (ILC) o el MUSAC entre otras. Sus creaciones están presentes en diferentes colecciones y han sido analizadas por destacadas personalidades del arte contemporáneo, entre ellos el catedrático y comisario Javier Hernando Carrasco, el crítico del El País Alberto Martín o el analista de ABC cultural Francisco Carpio.
La serie Collage, nutre y conforma el contenido de esta publicación y la muestra que se exhibe en el Centro Leonés de Arte ILC integrada por un conjunto de cien piezas. La serie toma como punto de partida el interés de Pablo García por un proyecto colectivo gestado en 2014 en Madrid entre tres collagistas y desarrollado posteriormente por múltiples artistas de nivel nacional e internacional, centrados en la recuperación de la técnica tradicional y purista del collage fotográfico clásico, propuesta en la cual los miembros del colectivo se obligaban a realizar un collage por día: Los días Contados.

Pablo García García es un creador que procede del ámbito de las nuevas tecnologías aplicadas a la creación plástica, del diseño y la imagen, y por lo tanto del mundo virtual, y de repente su interés le llevó a estar inmerso en un territorio totalmente desconocido pero profundamente interesante, que le subyugó y trasladó a momentos histórico-artísticos

procedentes de los años veinte y treinta del siglo pasado (en España Josep Renau o Nicolás Lekuona) reenfocando parte de su obra al territorio del collage fotográfico pero aplicando las herramientas tecnológicas actuales. Por lo tanto en su propuesta existen varias diferencias con el proyecto surgido en Madrid: El espacio de búsqueda de imágenes y materiales fotográficos para formular sus investigaciones se centrará no en el territorio

impreso sino en el amplio y heterogéneo mundo de la iconosfera mediática e informativa, inmenso banco de datos, disponible en las redes y de fácil e inmediata accesibilidad que amplía a dimensiones globales el origen de los archivos y documentos; así como el tratamiento de las imágenes por medios informáticos en vez de artesanales.

La elección de imágenes por parte de Pablo García es meticulosa y sutil, cuestión que nos plantea o aproxima a la idea de apropiacionismo (puesto que las imágenes han sido captadas, originadas o creadas por otros fotógrafos, diseñadores o artistas) como parte esencial en su obra, al igual que ocurre en el trabajo de muchos creadores actuales como Rogelio López Cuenca, el colectivo Mundo Féliz o Pablo Genovés. Aunque debemos matizar que desde los años 80 también este término se refiere específicamente al hecho de copiar o citar la obra de otro artista para generar una nueva creación, alterada de la original en mayor o menor medida. Pablo a partir de la selección de imágenes, utiliza la articulación de diferentes e incluso contrapuestos componentes, el fundido, la manipulación, el tratamiento y la simulación, que serán claves esenciales en una parte muy substancial de su obra como

ocurre en otras series suyas como: Desideratum, Los Hijos que no tuvimos o Bloody Mary, exceptuando algunas puramente documentales, surgidas del disparo fotográfico y del archivo sin manipular, cómo es el caso de Crack, que incorpora un sentido intensamente crítico en relación a la situación económica actual en León, o la serie Memento Mori, que plantea un enfoque nostálgico y de rememoración del pasado y el sentido efímero de la existencia, tanto humana como cultural.

Las obras muestran una composición uniforme utilizando una estructura muy centralizada y equilibrada, de una exquisita sencillez, limpieza y austeridad. Dos, tres o cuatro elementos compositivos como máximo, elegidos, apropiados y articulados o combinados entre sí, dispuestos sobre un fondo neutro, homogéneo y blanquecino, idéntico para las obras que integran el proyecto (exceptuando cuatro), planteando una lúcida, coherente y perfecta unidad de lectura, poblada de intensas y evocadoras sugerencias multidireccionales. Una formulación plástica y conceptual potente, impactante, directa y mínima, que nos deja

perplejos y sobrecogidos ante la fuerza visual de la imagen reformulada por medio de una especie de mecano surreal y magicista, que nos evoca en cierta medida al gran maestro del surrealismo fotográfico o realismo fantástico Jorge Rueda, un motor básico de los cambios producidos en la fotografía española en los años ochenta. Pablo con algunas imágenes provoca en nosotros el asombro por lo irreal y monstruoso, pero creíble y próximo (Metamorfosis, Pez Espada o La Caricia), y al mismo tiempo por la maravillosa carga

polisémica de sus imágenes y títulos (Tres en uno, Montar un Pollo o Vino con Gas), que con irónica y refinada maestría contrapone realidades simbólicas antagónicas. La crítica aguda e inteligente se desliza con suma delicadeza y suavidad entre el juego lúdico e imaginativo en algunas de sus obras, impregnando su trabajo de un sentido mordaz, sarcástico y satírico en relación a la sociedad en cuestiones como la política (6 DE ENERO,

Moscón de Reyes), la historia (Sahara), la religión (Parada de Dios o Escena de un Crimen), el diseño (Dolce Banana), la cultura (La Casa Encendida) o costumbres (Enganchados). Sus composiciones cuentan con una aguda y profunda carga lúdica y poética, que en cierto sentido le vincula con la poesía visual de Joan Brossa, al re-semantizar el significante de forma individual y constructiva. Así como ejemplo, encontramos muy próxima en formulación estética, no conceptual, la pieza “Pupilas Gustativas” de Pablo en relación a “Eclipse” de Brossa. También existe cierta proximidad en el extrañamiento de objetos que plantea Pablo en relación al lenguaje poético de Chema Madoz, aunque este último genera sus creaciones con planeamientos escenográficos por medio de maquetas y por lo tanto de forma real, a diferencia de Pablo que utiliza el lenguaje virtual.

 

La imagen es esencial en esta propuesta creativa, pero no lo es menos el concepto, la idea, que se transcribe fielmente en el texto o título de cada pieza, elemento estructural que se hace imprescindible en la articulación conceptual y comprensión de la pieza. La muestra incorpora, al mismo tiempo, varios poemas collages de Elena Lafuente Alonso con una interesante aportación estética y visual, vinculada con los inicios del dadaísmo europeo. Composiciones frescas, directas, plenas de expresividad inspiradas o referidas varias obras de Pablo, que abren nuevos territorios creativos y de expansión semántica.