La grandeza de una sociedad se mide por la solidaridad con la que trata a sus miembros, la justicia que es capaz de aplicar a sus miembros, la igualdad en el trato a todos los que la componen –tengan la edad que tengan, lleguen de donde lleguen- , la cobertura de las necesidades básicas de todos y de las necesidades especiales de quienes más lo necesitan. La grandeza de una sociedad se mide, por lo tanto, por los valores que es capaz de aplicar para mejorar.
León es, cada día, una sociedad, una ciudad mejor. Y lo es porque personas como Mercedes o Jesús trabajan cada día para que así sea.
No cabe duda que ellos dos representan lo mejor de una sociedad que quiere ser más justa, equitativa, solidaria, accesible, honrada y honesta. Y, claro, también más preparada y culta.
Mercedes y Jesús. Jesús y Mercedes son ejemplos de vida para todos nosotros. Personas que han salido de la comodidad de sus vidas y sus casas para ayudarnos a todos. Con iniciativas, con trabajo, horas y mucha, mucha, dedicación.
Mercedes, emprendedora y madre, asumió la presidencia de la Asociación de Alzheimer y el reto de poner en marcha un centro, una sede destinada a mejorar la calidad de vida de los enfermos y a ayudar, por supuesto, a sus familias. Su cara de alegría el día que la reina Sofía inauguró el centro en la parcela que el Ayuntamiento cedió a esta gran causa es la imagen del triunfo del trabajo por los demás.

Jesús, tras toda una vida a la ingeniería, se matriculó en la Universidad de la Experiencia e hizo tan suyo este proyecto de envejecimiento activo que se convirtió en uno de los leit motiv de su vida. A ella ha dedicado en los últimos años todos sus ratos, todo su saber y su experiencia. Poniendo en marcha nuevos proyectos e iniciativas.

Sus compañeros nos realizarán una semblanza de sus vidas y reconocerán el trabajo efectuado en todos estos años. Ellos conocen como nadie su trayectoria y, estoy seguro, han agradecido en numerosas ocasiones estas tareas. Y aunque no cabe duda que el mayor agradecimiento ha venido desde aquellos que, a lo largo de estos años, se han beneficiado de sus proyectos y trabajo, quiero convertirme hoy en su portavoz y, como representante de toda la ciudad, agradecer su labor al frente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y de la Universidad de la Experiencia.

He compartido muchos actos con Mercedes, he tenido ocasión de visitar el centro de Alzheimer León en multitud de ocasiones y ver los ojos de gratitud de muchas de las familias allí atendidas creo que debe ser el mayor pago por la dedicación prestada. Pero nunca está de más que la ciudad lo reconozca también.
Reconozca, como dice el lema de este año, a personas relevantes que han trabajado porque la edad y las barreras que ella genera sea un obstáculo para desarrollarse totalmente.
Así Jesús nos ha dejado claro que nunca es tarde para formarse y para formar. Para aprender y para desarrollar plenamente las capacidades que todos tenemos. Para darnos una segunda oportunidad de aprender y comprometernos una vez rebasada la edad en la que, convencionalmente, somos útiles y plenos.
Mercedes nos ha mostrado que con 72 años se puede asumir retos impensables para gente más joven y con más experiencia. Solo es cuestión de creer, de creer profundamente en lo que haces, y de querer. Y Mercedes ha querido mejorar la vida de quienes olvidan sus momentos. Y a fe que lo ha logrado.
No quiero extenderme porque hoy es el día de ellos. De ellos y de sus vidas.
Gracias. Gracias por todo lo que nos habéis dado a León y los leoneses en estos años. Sois un ejemplo para todos nosotros.