Nuevamente nos encontramos aquí, que es el aquí de un lugar, del precisamente “aquí zamorano”, con entornos convivenciales procedentes de sur al norte, junto a la margen izquierda del Río Duero, frente al barrio de Olivares, con el fondo sonoro del ruido de las aceñas y también, digámoslo, ante ese lienzo murado, nuestra mejor postal, que se alza majestuoso en la otra orilla y que en su cimera esta la torre de la catedral de San Salvador, en este día “7 de octubre” , en esta ubicación del barrio de San Frontis, y tal este encuentro, amigable encuentro, lo llevamos haciendo desde hace unos cuantos años.

Aun recordamos aquellos iniciales momentos donde, en el antiguo y cerrado España, bajo la atenta observancia de nuestra entrañable Casilda, dimos los iniciales pasos para estos eventos zamoranos, y lo hicimos acompañados por familiares y amigos que, aunque ahora no están, nos acompañaran siempre en el recuerdo y habitan nuestra memoria.

Nos motiva el reunirnos, además del estar en grata compañía y en cena, el recuerdo en torno a unos predecesores, muy específicos, de esta ciudad nuestra, de lo que en un momento dado del pasado hicieron, en la forma estratégica que lo plasmaron, la impronta dinámica en llevarlo a efecto y también , claro está, el resultado o resultados del mismo.

Por unos días de aquel momento del pasado, como otras veces anteriores, y con el hacer de nuestros predecesores, Zamora fue el centro del relato integral (tanto histórico, como literario, siempre político, antropológico de hecho e igualmente moral, y puede que hasta relacionado, incluso muy relacionado, con los valores humanos), de una Hispania en reconstrucción.

A lo largo de estos pasados años hemos procurado tratar, desde nuestra perspectiva y de forma variada, esta temática del “7 de octubre”, reinventando versátilmente, y en lo que considerábamos factible, las argumentaciones cada anualidad, y en lo que estimáramos como posible, el prisma de su observación, contribuyendo a desgranar, queremos entender, la forma poliédrica que conlleva esta antigua y medieval situación ( intentando situarnos en el Siglo XI, y ello sin olvido, en modo alguno, de que estamos en el Siglo XXI), dando para ello enfoques que, entendemos tal vez, pudieran ser novedosos y que para los que asistís al evento, y más aquellos que tenéis guardadas todas las intervenciones, permita el que podéis cotejar y releer las mismas, sirviendo de forma cuasi permanente, de instrumentos divulgativos de lo que ahora conmemoramos..

De siempre hemos dicho que, en estas reuniones, como en otras parecidas a estas en las que participamos, queremos ser uno más del grupo, solo eso y nunca otra cosa. Y por ello, en nuestras intervenciones anuales, permanentemente las hemos hecho desde el respeto a otras opiniones y, a mayores, en la estimación de las mismas.

Todos podemos contribuir a este evento y sería bueno, y óptimo desde nuestra posición particular, que así fuera.

A veces sucede que, en ocasiones y para algunos asuntos concretos y determinados, el estar y pisar el lugar de los hechos, puede ayudar, con la ambientación “in situ”, a mejorar la comprensión de los mismos y en todo caso a darles otra mirada e incluso a conformar mejor la solidez de los mismos.

*Pueden describir desde fuera la romería del primer lunes de Pentecostés en Zamora, pero no habrán entrado en las fincas a ese refrigerio fraternal de convecinos.

**Pueden hablar de los pendones y su impacto identitario, pero lo mismo no han acompañado a la Imagen de Nª Sª la Virgen María, sea en Castrotierra o con los Viriatos en Fariza o no han estado en la romería de San Froilán.

El lugar y entorno de los acontecimientos, en su conocimiento y referencia más integral ayuda sobremanera, en nuestra consideración particular, a encuadrar la interpretación de los hechos y puede que a otear y escudriñar la trazabilidad y finalidad de los mismos.

***Un día de julio, que caía en el guarismo 22, en el año 1812, un general de origen irlandés, observo con su catalejo como el ejército francés, después de “la marcha paralela” en el valle del rio Guareña, había cometido una equivocación al pasar del “arapíl alto” al “arapíl bajo” y puso en celérica maniobra sus tropas logrando una gran victoria en tierra salmantina.

Este General británico o conocía el terreno o le asesoraba quienes lo conocían.

Conocer el terreno y/o el ambiente es, a lo que se ve y otea, muy importante.

El General irlandés, de la Corona Británica, será el después Duque Wellington y su brazo derecho, y lugarteniente, el general español, de origen vasco, conocido como de Álava y Esquivel (Miguel Ricardo), al cual es raro encontrarlo en los libros de historia (casi le pasa lo mismo que a Blas de Lezo y Olabarrieta),

En el año 1072 ocurren una serie de hechos en la submeseta norte de Hispania, que acontece, pudiera ser, a veces se pasan de soslayo y que, muy raramente, se explican en los libros dedicados a la formación de los niños y de los adolescentes.

Un grupo de hermanos se enfrentan entre sí, casi a partir del año 1065, por lograr acaparar el control total de la herencia de sus padres, con cuyo reparto, en principio, no parecen estar muy de acuerdo. Se trata de una disputa familiar que, por la índole de sus miembros, está directamente relacionada con el poder político y, en forma subsiguiente, con el poder económico.

Tal vez estos hermanos formaron banderías o agrupaciones entre ellos, para llevar la iniciativa de parcelar en su provecho y beneficio directo y caminar hacia el innegable fin codiciado. Tal fin era el control completo de la herencia paterna.

Sus padres habían sido Sancha I de León (fallecida en 1067, a los 54 años) -.- la Iglesia Católica la venera como beata-.- y su marido el Rey consorte Fernando -.-de origen navarro -.- (fallecido en 1063, a los 49 años)-.- cuya preparación para su ultimo halito duro varios días-.-.

Los hermanos de los que hablamos son: Urraca, Sancho, Alfonso, Elvira y García (todos pues infantes de la Casa Real Leonesa). Entre ellos es repartida la herencia legada por sus padres, hecho que es muy conocido, que tiene tanto control territorial (del territorio propio como en protectorados vinculados) como control económico (sobre abadengos por “El Infantazgo”).

Los tres varones alcanzan por la herencia legada la realeza, casi al mismo tiempo que comienzan su inter-belicosidad acaparadora. Mientras las dos hijas se asientan sobre pequeños espacios territoriales pero, y ello es muy importante, dominando y controlando los medios económicos del Infantazgo.

Al final quedan solo dos hermanos enfrentados (Sancho y Alfonso) y entre sus ejércitos acontecen dos batallas para dirimir su herencia en disputa y control: Llantada (en 1068, al año de fallecer Sancha I de León) y Golpejera (en 1072, a los cinco años del fallecimiento de Sancha I de León) sobre las que se cuentan versiones varias, tales como:

1º) Llantada ganada por Sancho II

2º) Golpejera en dos partes: la primera gana Alfonso VI y en el vivaqueo/descanso posterior lo hace Sancho II.

Las situaciones de las posiciones respectivas de ambas batallas pueden ser instructivas.

DISTANCIAS

[A] LLANTADA A ZAMORA 180 km ; LLANTADA A LEÓN 126 km; LLANTADA A BURGOS 65 km. LLANTADA A VILLALPANDO 100 km; LLANTADA A SAHAGUN 68 km.

[B] GOLPEJERA A ZAMORA 154 km ; GOLPEJERA A LEÓN 95 km; GOLPEJERA A BURGOS 87 km GOLPEJERA A VILLALPANDO 102 km; GOLPEJERA A SAHAGUN 40 km; ;

Referencias de las batallas

Batalla de Llantada (en verano):

19 de julio de 1068

Lugar

En las orillas del río Pisuerga, en la frontera entre León y Castilla

Batalla de Golpejera (en invierno):

Fecha

11 de enero de 1072.

Lugar

Cardeñosa de Volpejera, Palencia.

Nótese que, en la Edad Media, se utilizaba el rio Pisuerga como frontera, o sea:

  1. a) Al este del rio Pisuerga está la Corona Castellana
  2. b) Al oeste del rio Pisuerga está la Corona Leonesa

Del resultado de tales batallas sale “ganador” Sancho II, que es un Rey “en” Castilla, proveniente “de” la Casa Real Leonesa “en” la “estirpe Jimena navarra”.

Queda preso Alfonso VI de su hermano Sancho II, que domina ampliamente la situación territorial (que es muy extensa y con unos protectorados/parias muy grandes), y sus hermanas Urraca y Elvira están en las urbes amuralladas de Zamora y Toro.

De Alfonso VI se dan referencias de que es llevado a:

1º) Burgos (o sea que posiblemente tardaría en llegar desde Golpejera entre 3 a 5 días, lo cual supone encuadrarnos en la fechas entre el 14 y el 16 de enero de 1072)

2º) Toledo (distante de Burgos 317 km) lo que pudiera suponer un tiempo de 15 o 17 días más para llegar (que lo situaría ya entre los días 1 al 7 de febrero de 1072).

Mientras ocurren estos supuestos desplazamientos del prisionero de la Corona Castellana, el Rey Alfonso VI de la Corona Leonesa, tienen lugar otros hechos a tener en cuenta.

Así:

1º) El 12-1-1072 SANCHO II se hace coronar en León, con “la dignidad imperial leonesa” (haciendo una jornada de 95 km en un día).

2º) Con tal coronación exigiría obediencia a sus hermanas Urraca (en Zamora) y Elvira (en Toro), o sea posiblemente establecería una embajada negociadora ante ellas

3º) De los posibles acuerdos con las hermanas podría haber salido la “condición negociadora umbral”, cuál sería el traslado de Alfonso VI de Burgos a Toledo.

4º) Las dos hermanas tuvieron que tener como noticia cierta, y confirmada, sobre que Alfonso VI estaba ya al refugio en Toledo, antes de dar una contestación a los posibles requerimientos de Sancho II

5º) Algo no debió cuajar, a partir de un momento temporal, en la negociación establecida entre Sancho II y sus hermanas, ya que su enfrentamiento posterior supone una previa ruptura.

Este punto 5º) nos ha sugerido que tras la batalla de Golpejera, pudiera haber sucedido que el ejército de Alfonso VI o parte del mismo, bajara por la cuenca del rio Valderaduey, como posible vía, hacia Zamora (o que Zamora ya estuviera considerada como un “alternativo refugio de abrigo” si las cosas no resultaban adecuadamente en Golpejera).

Ese algo que, como un run run no muy nítido, tuvo tal vez que producirse, y eso haría que Sancho II con su nueva coronación, que parece fue auto-coronación ( pues el Obispo de León no quiso ponerle la corona), decidiera el ataque sobre Zamora.

6º) En Zamora había algo que tenía Urraca y Sancho II ambicionaba. (Estamos en aquello de la teoría, ya expuesta aquí en años anteriores, del Santo Grial).

7º) Puede que existieran otras concomitancias que ahora no están manifiestas.

En todo caso es posible que si el ejército de Sancho II, tras la batalla de Golpejera-.- y recordamos que estamos en invierno, en la submeseta norte y con armaduras -.- , hubiera tenido un impasse de vivaqueo de espera o descanso, alrededor del 15 o17 de febrero se pone en marcha, en el crudo invierno del norte peninsular, hacia Zamora.

Y comienza el 1 de marzo su cerco a nuestra ciudad.

Tenemos aquí en Zamora, en el año 1072, toda una serie de personajes de nombres conocidos, y ya míticos, como son:

Dª Urraca Fernández, Arias Gonzalo y sus hijos, y el propio Vellido Dolfos.

¿Cuál pudo ser su posicionamiento antes del 1-3-1072?

Todo parece indicar que estaban al lado y mandato de Alfonso VI, incluso se da a entender que la Infanta leonesa Urraca Fernández es una especie de consejera política de su hermano.

¿Quiénes han participado en las batallas de Llantada y Golpejera?

De aquellos hombres de armas que están en Zamora en 1072, de entre los aludidos, pudieran ser los de la familia de Arias Gonzalo y el propio Vellido Dolfos.

¿Cómo apoyaron a Alfonso VI su directo soberano?

Haciendo seguimiento de su mandato antes de la batalla de Golpejera y también después.

Esto último, lo de seguir a Alfonso VI, después de la batalla de Golpejera es la clave para alcanzar una interpretación plausible sobre el cerco de Zamora en 1072.

Ya que si, en principio y como parece deducirse de algunas lecturas, en Golpejera hubo dos partes significadas, ello indicaría que:

1º) Si la batalla de Golpejera, se desarrolló en atención a las normas de la época y fue ganada por Alfonso VI y sus partidarios, abandonando el campo las huestes de Sancho II, eso deja el caso ya finito.

2º) Si la batalla de Golpejera tuvo una segunda parte no ajustada a las normas de la época, esa tal segunda parte no se puede admitir, en atención a las normas de la época, en sus resultados

Para los de Zamora (y sus asimilados en la defensa), algo de lo acontecido en Golpejera no respondió al “acuerdo previo del enfrenamiento bélico” y por ello, en nuestro parecer, se sintieron desligados de cualquier condicionante que les atara a Sancho II.

Desde el día 11 de enero, y puede que desde antes, la urbe de Zamora tuvo que ser una ubicación privilegiada para seguir los acontecimientos, casi como un estado mayor de la inteligencia militar de la época, a la vez que un procurar vestirse, en cuanto ciudad amurallada y por ende fuertemente defensiva, para la ocasión. No se podían dejar las cosas, por la importancia de lo que estaba en juego, a la improvisación.

En Zamora se tenía que saber, con certitud, lo que se jugaba en el choque armado de Golpejera, y, por ello, cuando debió de llegar la noticia del resultado de la batalla, y la realidad que el mismo imponía, posiblemente tendrían ya en marcha su “plan B” de respuesta.

Ese tal “plan B” de Zamora no tenía que haber esperado a ver la ciudad rodeada el 1-3-1072 por las tropas de la Corona Castellana (comandadas por Sancho II), y posiblemente sus servicios de intendencia habrían trabajado precautoriamente con antelación, tanto antes del día 11-1-1072, como entre esa fecha y la del 1-3-1072.

Ese tal “plan B” de Zamora tuvo que ser oculto o secreto hasta el momento en que Alfonso VI apareciera en Toledo, pues todo parece indicar que es a raíz de esa situación personal de salvaguarda del soberano leonés cuando se produce el inicio directo de la hostilidad bélica.

Que secuenciadamente serían:

1º) Conversaciones entre legación de Sancho II y Zamora

2º) Propuesta de Zamora para que Alfonso VI vaya a Toledo

3º) Sancho II acepta que Alfonso VI vaya a Toledo

4º) Llegada de Alfonso VI a Toledo

5º) Conocimiento en Zamora del hecho

6º) Respuestas de Zamora a lo pedido por Sancho II

7º) Sancho II no considera aceptables las respuestas de Zamora

8º) Rechazo de Sancho II a tales propuestas.

9º) Inicio de hostilidades.

Todo lo indicado hasta el momento trata de no dejar vacío ese espacio temporal entre el día de la batalla de Golpejera (el 11-1-1072) y el momento del inicio del propio cerco de Zamora (el 1-3-1072). Son 48 días que son decisorios sobre lo que vendrá después.

De ese tiempo acotado en el que hemos incidido, y que sepamos, nadie se ha interesado, pero tenemos, en nuestro criterio, que es el que señaló, y de forma rotunda, cuál sería el proceder operativo de la ciudad de Zamora ante las propuestas de Sancho II de Castilla y como este proceder seria secundado por todos aquellos que estaban al cobijo y amparo de sus poderosas murallas.

Es ese proceder previo acordado el que influye determinativamente en los sitiados y es, en nuestro criterio, tal hecho el que no se quiere entender por aquellos que, muchos años después ponen en circulación juglaresca los romances (alrededor del año 1200, habiendo pasado 130 años de los hechos) que tratan de tildar lacerante y peyorativamente la decisión tomada en Zamora y de sus defensores al protagonizarla..

Todo el afán juglaresco, con independencia de su importante valor literario, actúa como factor distorsionante de los hechos del año 1072, tratando denodadamente de dar, plasmando como sea, una imagen nueva sobre unos hechos del pasado ya periclitados y ello en atención a la mediatez de la urgencia doméstica, en la Corona Castellana, de los asuntos políticos del año 1200 [En la minoría de edad del Rey Alfonso VIII de Castilla, que sucedió, a los tres años, al efímero reinado de su padre Sancho III (1157-1158), provocó un periodo de inestabilidad en la Corona Castellana y parte de sus territorios fueron ocupados por la Corona Leonesa dirigida por su soberano el Rey Fernando II de León].

Algunos diseños de mapas dan una imagen antihistórica de la situación territorial medieval, que chirria por todos sus lados, pero que tratar de mandar un mensaje y hacerlo persistentemente, y que, en algunas ocasiones son utilizados para dar explicaciones sobre el cerco de Zamora de 1072

Al final queda que es “el hacer juglaresco” el que incide sobre las figuras y personas que defienden la ciudad de Zamora en el año 1072 y, a mayores, que tal acción literaria imaginada se realiza con una posterioridad de 130 años.

La situación estriba, desde nuestra opinión, en que al leerse los romances, tanto los lectores como los oyentes, pasan inadvertidamente y/o conscientemente de una fecha a otra, como si fueran viajando en una maquina atemporal, actuando noveladamente “como si se tratara de dos hechos unísonos” (tal como una accidente y su crónica digital mediata) sin dar la trascendencia a la mezcla que tal asunto reporta.

Veamos:

En el ROMANCE DEL REY DON SANCHO, que de forma teórica trata sobre un hecho real de la fecha del 7-10-1072, que es escrito 130 años después (habiendo pasado casi 5 generaciones) dice:

—¡Rey don Sancho, rey don Sancho!, no digas que no te aviso, que de dentro de Zamora un alevoso ha salido; llámase Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido, cuatro traiciones ha hecho, y con esta serán cinco. Si gran traidor fue el padre, mayor traidor es el hijo. Gritos dan en el real: —¡A don Sancho han mal herido! Muerto le ha Vellido Dolfos, ¡gran traición ha cometido! Desque le tuviera muerto, metiose por un postigo, por las calle de Zamora va dando voces y gritos: —Tiempo era, doña Urraca, de cumplir lo prometido.

No hace falta insistir en que el autor quiere dañar la imagen de Vellido Dolfos, la de Dª Urraca, la de Zamora y la gente de Zamora de tal época, pero en el fondo de tal mensaje, parece preguntarse aquello de: ¿en qué Corona está ese ambiente de Zamora que tiene acogido a tal individuo?

Zamora, Urraca y Vellido son disculpas que parece concederse el autor para atacar a otra entidad superior a la cual no nombra.

Dice D, Miguel Barrero lo siguiente:

“Es en este contexto de pugnas y menosprecios donde surge, impetuosa, la figura de Vellido Dolfos. Se trata de un personaje ciertamente enigmático. Nada se sabe de sus ocupaciones anteriores ni se conoce qué ocurrió con él después del hecho que le haría famoso. Todas las referencias provienen de textos literarios, del mencionado romance hasta el Cantar de Sancho II de Castilla, pasando por la Primera Crónica General. Tradicionalmente se le ha venido considerando como una creación legendaria destinada a subrayar la heroicidad de los asediados y su arrojo a la hora de defender la plaza que anhelaban los castellanos.

Sin embargo, está documentada la existencia en Zamora, allá en 1057, de un tal Vellit Adulfiz que bien podría tratarse de nuestro hombre. …”

Tenemos este otro romance

ROMANCE DEL JURAMENTO QUE TOMÓ EL CID AL REY DON ALONSO

En santa Águeda de Burgos, do juran los hijosdalgo, le toman jura a Alfonso por la muerte de su hermano; tomábasela el buen Cid, ese buen Cid castellano, sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo y con unos evangelios y un crucifijo en la mano. Las palabras son tan fuertes que al buen rey ponen espanto; —Villanos te maten, Alonso, villanos, que no hidalgos, de las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos; mátente con aguijadas, no con lanzas ni con dardos; con cuchillos cachicuernos, no con puñales dorados; abarcas traigan calzadas, que no zapatos con lazo; capas traigan aguaderas, no de contray ni frisado; con camisones de estopa, no de holanda ni labrados; caballeros vengan en burras, que no en mulas ni en caballos; frenos traigan de cordel, que no cueros fogueados. Mátente por las aradas, que no en villas ni en poblado, sáquente el corazón por el siniestro costado; si no dijeres la verdad de lo que te fuere preguntando, si fuiste, o consentiste en la muerte de tu hermano. Las juras eran tan fuertes que el rey no las ha otorgado. Allí habló un caballero que del rey es más privado: —Haced la jura, buen rey, no tengáis de eso cuidado, que nunca fue rey traidor, ni papa descomulgado. Jurado había el rey que en tal nunca se ha hallado; pero allí hablara el rey malamente y enojado: —Muy mal me conjuras, Cid, Cid, muy mal me has conjurado, mas hoy me tomas la jura, mañana me besarás la mano. —Por besar mano de rey no me tengo por honrado, porque la besó mi padre me tengo por afrentado. —Vete de mis tierras, Cid, mal caballero probado, y no vengas más a ellas dende este día en un año. —Pláceme, dijo el buen Cid, pláceme, dijo, de grado, por ser la primera cosa que mandas en tu reinado. Tú me destierras por uno, yo me destierro por cuatro.

Ya se parte el buen Cid, sin al rey besar la mano, con trescientos caballeros, todos eran hijosdalgo; todos son hombres mancebos, ninguno no había cano; todos llevan lanza en puño y el hierro acicalado, y llevan sendas adargas con borlas de colorado. Mas no le faltó al buen Cid adonde asentar su campo.

En tal descripción literaria se hace protagonista a “El Cid” y dándole una condición muy nítida y directa sobre su origen y nacencia.

Hemos recogido lo siguiente:

“Flaín Muñoz (fl. c. 975 – fallecido c. 1000),12 documentado en la Historia Roderici como Flaín Núñez, fue un conde de León, abuelo paterno del Cid y bisabuelo de su esposa Jimena Díaz.

Aparece con la dignidad condal desde 995 y gobernó como tenente varias plazas en la comarca del alto Esla. Estuvo emparentado, como todo su linaje, con los condes de Cea, con cuyas mujeres la familia Flaínez solía casarse, de tal modo que fueron adquiriendo un notable patrimonio en estas comarcas.”

Y también: “Este Mio Cid, el Campiador, ovo por mugier a doña Eximena, nieta del rey don Alfonso, filla del comde don Diago de Asturias, et ovo della un fillo et dos fillas, et el fillo ovo nombre Diago Royz, et matáronlo en Consuegra los moros; de las fillas, la una ovo nombre de doña Christina, la otra doña María.

Liber regum, (1194-1209). Apud Martínez Diez, loc. cit.

Y…:

“Jimena Díaz, según la genealogía propuesta por la profesora Margarita Torres Sevilla-Quiñones de León, basada en fuentes narrativas y documentales, fue hija del conde Diego Fernández, fallecido antes del 24 de julio de 1046, y de una dama de apellido Fernández, probablemente llamada Cristina. El conde Diego Fernández, hijo del conde Fernando Flaínez (de la Casa de Cea) y de Elvira Peláez, casó dos veces; en primeras nupcias con Elvira Ovéquiz y en segundas con Cristina Fernández.

Según la Historia Roderici, doña Jimena fue nepta (sobrina) del emperador Alfonso VI de León. La autora, Margarita Torres, reconstruye el esquema genealógico de los Flaínez y la dinastía reinante para esclarecer el parentesco entre doña Jimena y el monarca que viene por el lado paterno (los Flaínez), ya que el rey Alfonso VI y Jimena comparten como ancestros al conde Bermudo Núñez y su esposa Argilo. Partiendo de esta relación, doña Jimena sería prima tercera del emperador.

Lo anterior es una muestra que dice sobre la interrelación familiar que existe derivada de la Casa Real e Imperial Leonesa que, en muchas ocasiones, parece no ser tenida en cuenta.”

Apuntemos, y con todas las prevenciones al caso, un dato más: “Desde ese momento fue señora de Valencia plenipotenciaria hasta 1102 cuando Alfonso VI, su primo, decide abandonar la ciudad a los almorávides, no sin antes incendiarla, ante las nulas posibilidades de mantener esta plaza, escoltando a Jimena en su regreso”

Es posible que sobre esta temática se siga investigando más, por los expertos y saquen más luz sobre la situación real de esos contrasentidos que se sitúan en el Siglo XI y en el Siglo XIII, deslindado lo que sí es hecho histórico de lo que fue un posterior engarce literario.

Tanto Vellido Dolfos, como Arias Gonzalo y sus hijos, al igual que Dª Urraca, son parte integral de la historia medieval de Zamora y de la Corona Leonesa, y sus comportamientos en 1072 son de heroicidad y por ello la ciudad les ha quedado reconocidos

La placa puesta en el Portillo de la Lealtad dice con claridad diáfana:

“Con el reconocimiento eterno de los zamoranos”

Y dice bien.

Parece que, entre todos, vamos avanzando: “No se ganó Zamora, en una hora”

Muchas gracias.

Francisco Iglesias Carreño

Zamora 7-10-2019