La selección española logró un apabullante triunfo para certificar su cuarto oro continental.

Otra vez campeonas de Europa. La selección femenina  demostró que son las grandes dominadoras del baloncesto continental tras pasar por encima de Francia en la final para revalidar su título europeo, el tercero en cuatro años.

En la final no fue solo la victoria, fue el cómo. Ante la piotente selección gala, España dio una exhibición que fue el perfecto colofón a un torneo en el que no han afectado al equipo ni las importantes bajas ni una supuesta falta de hambre ante las constantes victorias de este grupo. Son ya siete medallas consecutivas que dejan claro que este equipo solo tiene un techo, el que marca la imbatible selección de Estados Unidos. 

Las de Mondelo fueron un torbellino en el arranque del choque. Marta Xargay marcó el ritmo con dos triples seguidos y las españolas anotaron cinco de sus seis primeros lanzamientos a canasta. El acierto ante el aro fue antológico, ni rastro de los teóricos nervios que deberían haber aparecido por jugar una final. Ndour, pese que no estuvo tan fina como otras veces ante el aro, fue un muro en defensa y con dos taponazos metió el miedo a las galas. Mientras, Xargay siguió a lo suyo, y con 11 puntos lideró un parcial demoledor en el primer cuarto (32-21).

El acierto español descendió, como era lógico, en el segundo cuarto, pero la lucha fue a mayor. Nichols arrancó varias canastas bajo el aro, Xargay siguió aportando y Cruz tomó el relevo en la anotación para evitar que Francia se acercara en el marcador. El grandísimo partido de Sandrine Gruda, una roca en el poste bajo y que se fue al descanso con 12 puntos y 5 rebotes, fue insuficiente para que las galas recortaran la distancia, y España dominaba por 14 puntos en el paso por vestuarios (50-36).

Pese a la importante ventaja en el marcador, las de Mondelo tenían fresca en la memoria la remontada del día anterior, cuando Serbia llegó a darle la vuelta al resultado en las semifinales. Y los fantasmas aparecieron con un grandísimo arranque de las galas, que con varios contrataques bajaron la distancia a menos de diez puntos en poco más de dos minutos tras el descanso. Había mucho, mucho partido por delante.

Tras las dudas iniciales, la fluidez volvió al juego de las españolas, y las galas se mostraron incapaces de frenar el caudal ofensivo rival. Xargay se echó al equipo a sus espaldas y las de Mondelo pusieron la directa para poner la máxima diferencia del partido, 18 puntos que amenazaban con romper la final (67-49).

Las francesas, eso sí, no se rindieron en ningún momento, y lograron llegar a los diez minutos finales y decisivos aún con opciones, pues redujeron la distancia, aunque un canastón sobre la bocina de Silvia Domínguez la dejó como al descanso (70-56).

El inicio del cuarto final, con un triple increíble de Xargay, iba a dejar claro a las francesas que la remontada era casi imposible. Las españolas tenían un gran nivel de acierto, y además ajustaron la defensa, no dejando a las francesas anotar con fluidez. A cada intento de las galas, respondían las españolas, plenas de confianza, para rondar siempre los 20 puntos de diferencia.

La victoria ya estaba definida cuando quedaban casi dos minutos para el final, y Mondelo se dio el gustazo de meter en la cancha a cuatro de las jugadoras menos habituales. Era el momento para que todas disfrutaran de otro éxito. De uno más.

RAÚL RIOJA

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