Los ‘reds’ ganan su sexto título en una final con poco fútbol, marcada por un gol tempranero. Miles de hinchas ingleses convierten Madrid en un botellón gigante.

Catorce años después. el Liverpool recupera el trono en la Champions League. El equipo inglés ha conquistado la sexta Copa de Europa de su historia al imponerse al Tottenham Hotspur en la final disputada en el Wanda Metropolitano de Madrid. Es el sexto título de los ‘reds’ en la Copa de Europa, sólo superados por el Real Madrid (13 ) y el AC Milan (7).

El partido estuvo marcado por un penalti cometido por Sissoko a los 23 segundos, que Salah transformó en el 0-1. Sissoko cortó un pase con el brazo extendido. Sin voluntariedad pero en una posición antinatural. Nunca sabremos qué partido habríamos visto sin esa mano. A partir de ella, la final obligó al Tottenham a llevar el peso y acomodó al Liverpool.

A los londinenses, aturdidos, les costó reaccionar. Y cuando lo hicieron, no crearon ocasiones claras. Tampoco las tenía el Liverpool, que se limitaba a presionar y, con balón, a buscar el juego en largo. El resultado fue una sucesión de imprecisiones lejos de las áreas. Aburrimiento donde se esperaba emoción. Antes del descanso, lo más parecido a dos ocasiones fueron un trallazo muy lejano de Alexander-Arnold y otro de Robertson que puso en ciertos apuros a Lloris.

El Tottenham encontró algo de claridad al inicio del segundo tiempo, iluminado por dos buenos pases de Eriksen, que desperdiciaron primero Winks y luego Dele Alli. Dominaba pero seguía sin crear auténtico peligro a la defensa del Liverpool, comandada por un inmenso Van Dijk.

Pochettino, a por el partido

Klopp dio entrada a Origi por Firmino y, poco después, retiró a Wijnaldum y apostó por Milner, que perdonó el 0-2 tras una gran jugada invididual de Mane. Pochettino, más ofensivo, había optado por Lucas Moura en lugar de Winks. Y con Sissoko lesionado, tuvo que dar entrada a Dier.

A diez del final, el Tottenham puso a prueba al fin a Alisson, que respondió con dos buenas paradas seguidas y luego una más, a tiro de falta de Eriksen. Pochettino había jugado la última carta: Llorente por Dele Alli. Sin embargo, quien encontró el gol fue el Liverpool. A tres del final, tras un saque de esquina en el que la defensa ‘spur’ no fue capaz de alejar el balón, Origi resolvió con un remate cruzado y desató la fiesta en la zona roja del Metropolitano.

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