Y volvemos a empezar. Han ganado unos y han perdido otros. Esta vez sí. En contra de lo que siempre había pasado en que ganaban todos, esta vez alguien ha reconocido que ha perdido. Debe ser que la democracia está avanzando de verdad pese a lo que dicen algunos. Esto de reconocer que se pierde es mucho, en estos días que corren. Nunca había sucedido.

Los que han perdido se irán, cabizbajos, enfadados, desilusionados de que lo que ellos creían en su prepotencia de poder absoluto, al resto del mundo no le guste. Ellos seguirán diciendo que lo hacen bien pero “no les comprenden”. Ellos dirán que su gestión ha sido la mejor. Ellos seguirán poniendo por delante su ego para no ver lo que ve el resto de los ciudadanos. Ellos seguirán pensando que, cuando vuelvan, seguirán haciendo lo mismo porque los equivocados son los demás.

Uno de esos “derrotados” me dijo una vez que él era concejal y yo, simple ciudadano, no tenía el poder suficiente para decirle que lo estaba haciendo mal. Y llamó a la policía local porque quería imponer su gran autoridad. Claro está que ese señor hace tiempo que ya no está imponiendo su “lengua” y sus “proezas” a toda una región porque él sabía más que nadie de todo.

Otros han durado más tiempo, pero ahora tendrán que marcharse también. A lo mejor es que no han querido o no han podido escuchar lo que la gente de a pie les iba diciendo a cada momento. A lo mejor es que, subidos en su pedestal, han hecho y deshecho como les ha venido en gana, despreciando consejos y despreciando a aquellos que, aparentemente, no les podían dar nada. A lo mejor es que, dueños de una sabiduría infinita “vista desde arriba”, han escogido bien a sus peones, se han apoyado bien en sus lacayos, han pactado lo que no se podía pactar o… ¿quién sabe?. A lo mejor es que ellos saben más que los demás y los demás solamente estamos para servirles y decirles amén a todo.

Y los que vienen?

Los que vienen, algunos son nuevos en la plaza. No muchos, pero algunos. Por eso quiero advertirles desde mi modesta posición de comentarista de a pie. Porque son nuevos, les pido que no caigan en los mismos errores de siempre, que el poder no se les suba a la cabeza, que miren siempre hacia el suelo que pisan y que piensen que el pueblo sabe más que nadie, más que ellos mismos incluso.

Han ganado y eso es lo que la democracia dice. Pero el hecho de haber ganado no presupone más inteligencia que nadie ni que, a partir de ahora, todo lo que hagan esté bien solo por el hecho de que son ellos los que mandan. Lo que han ganado, lo único que han ganado, es la posibilidad de hacer cosas, la posibilidad de acertar y de equivocarse, la posibilidad de cambiar lo que esté mal hecho y de conservar lo que esté bien. Y eso es mucho, señores ganadores.

Han ganado ustedes la posibilidad de que las cosas cambien, de que sean un poco mejor, de que estén más limpias en todos y cada uno de los sentidos, de que los inútiles no sean tan inútiles y de que los que no saben no se pongan a hacer cosas que no saben.

Hay una oportunidad para todos de empezar casi de cero. Hará falta limpiar errores y no dejar que los chupagaitas se nos suban a las barbas. Hará falta tener buena voluntad y aprender de los errores de los demás. Solo aprendiendo de los errores ajenos, y de los propios, se puede ir hacia delante. No habría llegado aquí la humanidad si no fuera a base de errores corregidos.

Señores nuevos, señores que ahora nos van a dirigir, señores que ahora van a mandar. No se olviden de los que les han votado y de los que no les han votado. No se olviden de sus humildes siervos que les han regalado los puestos que van a ocupar pero que solamente se los han dejado prestados. No son eternos y no lo serán porque los errores se verán más que los aciertos y porque el pueblo, ese pueblo de antes, de ahora y de siempre, casi nunca olvida a pesar de que, como yo, parezcamos un poco tontos.

Porque, señores ganadores y señores perdedores, recuerden que siempre habrá otro día después.

Angel Lorenzana Alonso