Tengo que armarme de mucha paciencia, se dijo para sí Hala mientras preparaba unas tisanas en la cocina. Mazem está muy deprimido, tendré que insistir en que le vea un doctor. Salió de la cocina con una bandeja y dos tisanas en dirección al salón, observó a su marido con el libro que ella estaba leyendo. Se quedó quieta y parada, mirándole con mucho cariño, parecía muy atento a lo que leía. Volvió sobre sus pasos contenta, era estupendo, últimamente Mazem estaba decaído, había visto unas imágenes de las ruinas de su barrio en Alepo por la tele y eso le tenía totalmente descolocado. Fue cuando le comentó lo de ir a ver al doctor, no podía seguir así, le había oído llorar en el aseo, se encerraba allí para que  no le vieran, estaba muy triste y en puertas de una depresión.

Hala estaba asustada, ahora que les iban tan bien las cosas en este maravilloso país de acogida, se le ponía mustio su gran pilar de vida. Pero él no quería ir a ver al doctor, ni quería salir de casa, sólo iba al trabajo, y del trabajo a casa. Cuando regresaba de trabajar cada día, se encontraba a Hala leyendo en la sala.

-¿Pero es tan bueno lo que pone ese libro? Se te ve absorta, ni siquiera te has enterado de que he llegado.

– Lo es Mazem, no sólo lo que pone este libro, diría que en todos los libros hay magia. Los libros  tienen corazón, respiran, y tú con ellos mientras los lees.

– Ya será menos, eres como mi padre, y las lágrimas se le resbalaron mejillas abajo, él también leía y leía, a veces, recuerdo que leía en voz alta para que escucháramos las maravillas encerradas en el libro.  Hala cerró el tomo y se levantó, abrazó a su marido.

– Tranquilo, hemos pasado mucho, es normal que en algún momento de la vida, nos vengamos abajo. Lo llevó hasta el sofá. – Voy a preparar una tisana, nos vendrá bien.

           Desde aquella tarde, Mazem se ponía a leer aquel libro cuando llegaba del trabajo. Se le veía mejor, al menos no le daba por enchufar la tele y hundirse en el asiento con las lágrimas a punto de rebasar sus párpados.

           Mordida existencial: Un libro es una medicina estupenda para sanar las malas vibraciones que transitan por la galaxia de nuestras vidas.

           Con motivo del día del libro, el club de lectura “Río Órbigo” de Veguellina de Órbigo, fundado por Helena García Fraile, nuestra querida y trabajadora bibliotecaria, tendremos lectura libre y abierta a todo el que quiera asistir en la biblioteca “Río Órbigo”, el próximo jueves 25 de abril. Agradezco a mis compañeros de viaje por los renglones escritos, sus enseñanzas y a Helena García Fraile su entrega y la creación de este club de lectura donde tan buenos ratos hemos y seguiremos pasando, aprendiendo y haciendo tejido humano en paz y armonía.

           Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.