Declarado Zona Natural de Esparcimiento de la ciudad de León por Orden FYM/541/2013, de 10 de junio (BOCYL nº 130, de 9 de julio de 2013).

Como sabemos, se trata de un monte-isla de incalculable valor recreativo y protector en las cercanías de la ciudad de León, que está sufriendo en los últimos tiempos diversas agresiones que atentan contra su integridad física y sus funciones ambiental y social, como son:

Vertidos

Camino asfaltado, en un tramo que arranca desde el complejo San Cayetano y penetra en la zona natural en al menos 100 metros, se observa una capa asfáltica gruesa.

Concretamente en este punto el Plan técnico de gestión recomienda un refino con motoniveladora y cunetas a ambos lados, con aportes puntuales de gravas o zahorras naturales, en ningún caso agentes químicos o aglomerados asfálticos que pueden considerarse vertidos.

También se observa que bajo el eufemismo de “refugios de fauna” se han deshecho de material forestal no deseado (tocones y raíces de ciprés). La ubicación de dichos montículos en los márgenes de caminos transitados resulta incompatible con el refugio o cría de cualquier animal silvestre.

Cacerías

A pesar de considerar al jabalí especie estable y NO CINEGETICA, se han falseado datos en cuanto a su número a fin de obtener permisos de control poblacional que permitan abatir uno o dos ejemplares que eran los que había, todo ello por parte de personal de Diputación no adscrito a la zona natural. Hay que recordar que en el Documento de declaración del espacio protegido, de diciembre de 2012 y redactado por la Junta de Castilla y León, se consideran tanto los vertidos como el aprovechamiento cinegético, como usos prohibidos dentro de la Z.N.E.

Desbroces

Se observan numerosos puntos sobre todo en márgenes de caminos y SENDAS donde se ha desbrozado a matarrasa y más allá de los 10 metros recomendados en el Plan técnico para la prevención de incendios. Al realizarse a “matarrasa” se eliminan especies vegetales valiosas como el espino albar, además de jara, escoba, lavanda, tomillo y otras muchas especies botánicas que sirven de alimento y refugio a numerosas aves e insectos. Se aprecia también que alguno de estos desbroces se ha realizado con tractor y apero de cadenas, con lo cual el daño es mayor. Actualmente se está actuando sobre la ZONA DE RESERVA, lo que repercute muy negativamente sobre la nidificación y refugio de especies faunísticas, por la época en que se realiza.

Irregularidades en el cumplimiento del Plan Técnico de Gestión y de la selvicultura recomendada

Los distintos planes dasocráticos se redactaron “como instrumentos de planificación de la gestión […] con el objetivo de conseguir una masa madura y estable que responda a los criterios de sostenibilidad en los diversos usos y aprovechamientos”.

En los últimos años dicha planificación (la última aprobada para el quinquenio 2015-2020, BOCYL nº 90, de 15 de mayo de 2017) no se está cumpliendo, por ejemplo no se han respetado los tipos de corta establecidos, las densidades ni los objetivos fijados, que no son otros que el fomento de los valores recreativo y protector del monte, con carácter preferente sobre la producción. En el robledal de la ZNE se deben descartar las cortas mecanizadas por fajas con aprovechamiento comercial que se han realizado, el Plan técnico vigente establece solo clareos para sanear el monte, mejorando la masa que queda en pie, con “extracción de pies puntisecos o sin futuro” es decir, cortas selectivas en todo caso. Estas cortas por fajas a máxima pendiente se han revelado altamente impactantes en el paisaje y una amenaza para la biodiversidad y estabilidad de las zonas más valiosas y vulnerables del monte. Además el rebrote intenso de las quercíneas tras la corta sistemática ha hecho impenetrable la masa, con el consiguiente aumento del riesgo de incendios. Actualmente se observan también en el rodal de pino laricio (Pinus nigra) 3 ejemplares recientemente apeados, revisada la zona se aprecian al menos otros 10 tocones de recientes cortas no planificadas. Por los tres ejemplares que continúan en el terreno se aprecia que se trata de ejemplares maduros, sanos y aislados dentro de la masa, por lo que difícilmente estos apeos podrán ser justificados bajo cualquier decisión técnica.

En definitiva todas estas actuaciones arbitrarias y no planificadas plantean dudas sobre el futuro próximo y hacen pensar que el monte se encamina hacia una situación caótica. Se aprecia ya una alarmante pérdida de biodiversidad, habiéndose constatado una disminución de las especies de líquenes, hongos silvestres, plantas, insectos y otras especies faunísticas que se encontraban presentes pocos años atrás, como el águila calzada.

Se hace necesario un compromiso conjunto de las Instituciones (Diputación, Ayuntamiento, Junta) por el cumplimiento estricto de la planificación y por una gestión cuidadosa, poco intervencionista y sensible con los valores que alberga la Zona Natural de Esparcimiento, habilitando los programas y fondos suficientes y huyendo de decisiones caprichosas o coyunturales, dado el cúmulo de presiones de toda índole que soporta el espacio y su gran fragilidad ambiental.

Junta Directiva Ecologistas en Acción