60 niños y niñas, familiares de empleados, se han acercado al entorno natural y la importancia de su conservación en varios talleres de dos días en Biológicas.

Ver de cerca algunos de los peces que viven en los ríos de la provincia, descubrir el mundo de las lechuzas, desmenuzar las egagrópilas para identificar huesos, elaborar canapés fríos con forma de ratones, e incluso, conocer los pasos del método científico son algunas de las actividades en las que han estado inmersos durante dos días los 60 niños y niñas inscritos en la segunda edición del Carnaval de la Biodiversidad organizado por el Vicerrectorado de Responsabilidad Social, Cultura y Deportes de la ULE en colaboración con la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales.

Los participantes, con edades de entre 6 y 12 años, son hijos y familiares de empleados de la Universidad de León (ULE) y mientras para los más pequeños la experiencia ha sido una forma de juego donde participar del universo natural, para los más mayores ha despertado su interés por la ciencia. “Son muchas las cosas que he visto, pero sobre todo me ha gustado el taller donde hemos identificado los huesos que hay en las ‘bolas’ que sacan las lechuzas después de haber comido y cómo puedes ver si han sido ratones o musarañas”, explican un grupo de niñas donde otra compañera añade con firmeza: “Me gusta mucho la ciencia y de mayor quiero ser científica”.

Y es que las preguntas, las dudas y las incógnitas sobre el comportamiento de algunas especies animales se han sucedido a lo largo de los talleres que han impartido diez alumnas y recién graduadas de la Facultad de Biológicas, quienes han conseguido implicar a los ‘jóvenes científicos’ en el amplio espectro de la biodiversidad y en la importancia de la conservación medioambiental. Una labor coordinada por Luis Miguel Fernández, conservador y responsable del Servicio de Colecciones Zoológicas de la ULE (CZULE).   

El principal objetivo de esta iniciativa ha sido facilitar la conciliación familiar y laboral de los trabajadores de la comunidad universitaria, a través de una perspectiva educativa sobre el entorno natural. Deshacer las egagrópilas, elaborar nidos, visitar la sala de grandes ejemplares de la colección zoológica, o realizar una breve salida de campo fueron algunas de las propuestas que los encargados del taller matinal les brindaron a los pequeños desde las 8:30 horas. Isidoro Martínez ha agradecido además el trabajo magistral de las personas encargadas del Carnaval de la Biodiversidad.

A Luis Miguel Fernández, a Beatriz Abella, del Área de Responsabilidad Social, a Antonio Laborda, y a los estudiantes voluntarios, “sin todos ellos habría sido imposible atender a los participantes”. Además de facilitar la conciliación laboral y familiar, el Carnaval de la Biodiversidad ha conseguido contribuir a la conservación del entorno natural, todo ello mediante variadas actividades que fomentaron las relaciones interpersonales, el trabajo en grupo y la creatividad.