El Observatorio Económico de Castilla y León estima una desaceleración del PIB del 2% en 2019 y del 1,9% en 2020.

El decano del Colegio ha explicado que “la falta de empleo de calidad supone un menor poder adquisitivo de los ciudadanos”.

Las previsiones de decrecimiento de Castilla y León se están cumpliendo. En 2018, se ha producido una desaceleración que se ha concretado en que el año tiende a cerrar con un PIB del 2,3% (frente al 2,5% de 2017). Y lo peor es que, según los datos del Observatorio Económico de Castilla y León sobre el 3º trimestre de este año, que elabora el Colegio de Economistas de Valladolid, la previsión de crecimiento para 2019 se sitúa en el 2% y para el 2020, lo hace en el 1,9%.

Este es uno de los datos más significativos, presentados por el decano del Colegio de Economistas, Juan Carlos de Margarida, para quien “el entorno internacional, condicionado por el Brexit, las tensiones geopolíticas y el proteccionismo comercial, es una de las variables necesarias para comprender la situación económica de Castilla y León”.

De Margarida ha explicado durante su intervención que las exportaciones han venido compensando la demanda interna, algo que no sucederá si se produce una desaceleración en el mercado internacional. Esta situación es conocida por empresarios y consumidores, ya que en opinión del decano de ECOVA, los datos del Observatorio reflejan una preocupación en ambos colectivos.

En cuanto a los consumidores, el principal problema es, según de Margarida, que disminuye su poder adquisitivo, debido a que “falta de empleo de calidad que proporcione suficientes horas de trabajo remunerado y unos ingresos adecuados”. Así, “si suben los precios y no suben los salarios existirá un grave problema de subsistencia del trabajador”.

Además de la disminución de las exportaciones y el estancamiento de los salarios, otro de los factores que afecta negativamente a la economía de Castilla y León es la falta de confianza de los consumidores y empresarios. Los primeros, porque no compran; los segundos, porque no invierten.

De hecho, los datos del Observatorio Económico de Castilla y León ponen de manifiesto que “la inversión de las empresas castellanoleonesas no es la correcta para ganar competitividad, puesto que se tiende a invertir en capital tangible (construcciones, maquinaria, instalaciones, etc.) en vez de invertir en capital intangible: TIC, software, I+D+i, formación o publicidad y comunicación.

De Margarida ha señalado en este sentido que frenar la desaceleración en los dos próximos años y conseguir que la economía de Castilla y León crezca implica establecer ejes de actuación prioritarios en torno a la energía, la logística y el transporte, la inversión real en I+D+i, la política fiscal, la formación, la internacionalización y el comercio exterior y, sobre todo, la despoblación.

El decano del Colegio de Economistas de Valladolid ha recordado que Castilla y León sufre un grave deterioro demográfico, basado en el envejecimiento de la población y en la despoblación de su territorio, que implica un elevado interés por el ahorro y ninguna intención de promover el consumo y la inversión.

En su opinión, la despoblación es uno de los más graves problemas de la Comunidad y también de España, que debe ser afrontado con “seriedad” y “rigor” de forma urgente. Los datos apuntan a que España perderá entre un 15% y un 20% de su población en los próximos 15 años.