Villoria de Órbigo (localidad del municipio de Villarejo de Órbigo) recibió a las fiestas navideñas, este sábado 15 de diciembre en la Plaza del Pueblo, con la inauguración de un Belén tejido por las integrantes de la Asociación de Mujeres ‘Villa Áurea’ y por los vecinos de la villa ribereña y con el encendido oficial del árbol de ganchillo de Navidad de más diez metros, que ya vio la luz el año pasado y que este se incrementó tres metros respecto al pasado. Antes de prender las luces del este árbol digno del récord Guinness, todos los asistentes encendieron bengalas para iluminar toda la Plaza del Pueblo.

“Lo que empezó siendo la ilusión de un grupo de personas ha pasado a convertirse en un evento de nivel nacional”, explicó la presidenta de la asociación artífice de la obra, Mariví González. Este año ha sido todo el pueblo el que se ha implicado en el proyecto e incluso ha participado gente de fuera. Para seguir creciendo, en esta ocasión se han realizado 2.000 nuevos cuadros que se suman a los miles que ya había y ha aprovechado la lana restante para elaborar un Belén muy personal, con edificios y personajes significativos de Villoria y elementos decorativos para vestir toda la Plaza del Pueblo.

Cuadros en los balcones, dos árboles más pequeños presidiendo la Casa de Cultura de la localidad y hasta muñecos de nieve y un trineo con Papá Noel, entre otros. Todo ello realizado de manera artesanal gracias al esfuerzo de las integrantes de ‘Villa Áurea’, a la colaboración de particulares y empresas y al patrocinio del Ayuntamiento de Villarejo de Órbigo, que apostó por este evento desde el primer momento.

Por su parte, el alcalde de Villarejo, Joaquín Llamas, agradeció “el esfuerzo realizado por la asociación durante estos dos últimos año para conseguir lo que han logrado” y resaltó la importancia “de la unidad de un pueblo para llevar a cabo proyectos tan ilusionantes como este” y la relevancia que “tienen todos y cada uno de nuestros pueblos para aportar valor a todo nuestro municipio”.

Los Padres (canónigos) que este año vuelven a habitar el Real Monasterio de Santa María de la Asunción estuvieron presentes en el acto que terminó con música y una chocolatada para todos los presentes.