La violencia contra la mujer supone uno de los ataques más flagrantes y deleznables a derechos fundamentales y libertades públicas reconocidos por la Constitución como son la vida, la igualdad, la integridad, la dignidad, la seguridad, la libertad y la no discriminación. La violencia machista no puede considerarse un hecho aislado ni una cuestión privada, sino un fenómeno estructural que tiene su base en la desigualdad y en la falta de equidad en las relaciones de poder que ha existido históricamente entre mujeres y hombres, tal y como reconoció en diciembre de 1999 la Asamblea de las Naciones Unidas en la Resolución a través de la que declaró el día 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

La violencia de género no respeta fronteras, culturas, edades o niveles económicos. Nos afecta y nos rodea a todas y a todos, en cada una de las esferas de la sociedad y de la vida, y supone una responsabilidad compartida que exige el esfuerzo conjunto de los poderes públicos, de la comunidad educativa y de toda la ciudadanía. El silencio no debe ser nunca la respuesta ante la violencia, ni para la víctima, ni para quienes conviven con quienes la sufren. Hasta la fecha de hoy, 44 mujeres han sido asesinadas en España durante el año 2018. 27 niñas y niños lo fueron también a lo largo de los últimos seis años. De muchas de estas personas no conocemos ni siquiera su nombre, sólo el acto aberrante que las hace formar parte de esa cifra. No podemos asumir este hecho como algo inevitable, como una mera estadística, por más que constituya una tragedia cotidiana. Podemos y debemos prevenir y evitar la violencia de género. Como jóvenes, además, no podemos cerrar los ojos ante los datos que indican que existe un claro repunte de la violencia en las relaciones de pareja y un incremento de los casos de acoso sexual en la adolescencia: recientes encuestas constatan que más del 80% de adolescentes conoce o ha conocido algún episodio de violencia en parejas de su edad, basado en conductas de intimidación, control personal y emocional o violencia física, sexual y verbal.

Según un informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, los datos de violencia ejercida sobre las chicas menores de 24 años son exagerados en comparación con la que padece el resto de la población femenina que reside en España. El índice de violencia física o sexual que han sufrido por parte de sus parejas las jóvenes españolas de entre 16 y 24 años, por ejemplo, asciende a un 11,7%; el índice de violencia de control padecida por mujeres entre 16 y 17 años es de un 42,6%.

Pertenecemos a una generación que debería ser la más igualitaria de la Historia y tenemos los recursos, el acceso pleno a la información y la fortaleza que nos pueden hacer artífices del cambio para poder derribar esa resistencia que ha posibilitado que la violencia se haya ido perpetuando de generación en generación.

Las alumnas y los alumnos, profesorado y equipo directivo de este Centro queremos manifestar por todo ello nuestro absoluto compromiso:

 A respetar y hacer respetar los derechos de las mujeres

 A relacionarnos de forma respetuosa, solidaria y en igualdad

 A oponernos a toda forma de violencia hacia las mujeres ya sea física, sexual, verbal, psicológica o de control

 A no actuar con permisividad o mirar hacia otro lado, normalizando los roles, actuaciones y agresiones sexistas

 A promover una educación basada en el respeto, en la igualdad y en la prevención de conflictos

 A rechazar a los hombres que ejercen el maltrato.

Además, hoy el Ayuntamiento de León hace partícipe a la juventud leonesa de su más contundente repulsa y condena ante esta lacra social y de su propósito de seguir trabajando en la lucha contra la violencia de género, promoviendo la igualdad entre mujeres y hombres como valor social incuestionable a través de la educación, la sensibilización, la prevención y la atención y protección a las víctimas. Esta Administración asume de manera activa su obligación, como integrante de los poderes públicos, de hacer de la erradicación de la violencia machista uno de sus objetivos prioritarios y es especialmente consciente de la necesidad de impulsar y reforzar cuantas medidas sean necesarias para atajar y hacer retroceder ese preocupante ascenso en los casos de violencia hacia mujeres jóvenes.

Y es que, en un momento en el que España es referente mundial en su compromiso para eliminar la violencia de género y en la implementación de herramientas legislativas, de intervención y de sensibilización, se hace imprescindible aunar el compromiso de agentes públicos y privados, y recordar el papel decisivo que juega cada persona a la hora de cambiar la realidad estructural y cultural de una sociedad hacia un contexto de completo respeto a la dignidad y los derechos de las mujeres.