La procuradora Montserrat Álvarez registra en las Cortes una iniciativa que reclama pasar de 5 metros a 12 para evitar daños en cultivos colindantes y, en particular, en el lúpulo

El Grupo Socialista ha registrado en las Cortes de Castilla y León una iniciativa para que choperas y otros cultivos, en particular el lúpulo, puedan convivir en zonas como la ribera del Órbigo. La proposición no de ley (PNL), encabezada por la procuradora Montserrat Álvarez Velasco y secundada por el resto de parlamentarios autonómicos leoneses, reclama a la Junta los cambios necesarios para ampliar, de forma excepcional, la distancia de las plantaciones forestales colindantes con el objetivo de evitar la proliferación descontrolada choperas en terrenos agrícolas de regadío y de alto potencial para el desarrollo del lúpulo en la comunidad.

La iniciativa socialista reclama desarrollar reglamentariamente el artículo 98 de la Ley 3/2009, de 6 de abril, de Montes de Castilla y León, relativa a distancias entre plantaciones con especies forestales y cultivos, “contemplando específicamente la realidad y las necesidades productivas del cultivo del lúpulo, con el fin de que las plantaciones colindantes con este cultivo guarden la distancia máxima legalmente permitida”.

También pide verificar que las distancias establecidas en las ordenanzas municipales se adecúen a las contempladas en el artículo 98 de la Ley de Montes y, en su caso, “promover las actuaciones precisas para requerir que se cumplan efectivamente dichas distancias”. La PNL insta, asimismo, que Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente agilice la publicación del marco normativo regulador del régimen de ayudas al cultivo del lúpulo, dado el proceso de modernización al que los cultivadores han hecho frente. El 98% de la producción de lúpulo en España se concentra en León, y más en concreto en la ribera del Órbigo, de la que procede la procuradora Montserrat Álvarez.

La también exalcaldesa de Cimanes del Tejar explica que las normativas municipales dejan, en la mayoría de los ayuntamientos, la demarcación de las plantaciones de choperas en manos de lo dictado por estamentos superiores como la Junta. “Es una reglamentación demasiado laxa, ya que marca una distancia mínima con la colindancia de apenas 5 metros, que es del todo inoperante para evitar daños en cultivos como el lúpulo”, expone Álvarez. La parlamentaria autonómica determina que la distancia mínima necesaria estimada para evitar estos daños sobre los cultivos y sobre el lúpulo en particular “no debe ser inferior a 12 metros”.

Montserrat Álvarez recuerda que las choperas son plantaciones plurianuales, cuyo periodo entre cortas oscila entre 10 a 15 años en la ribera del Óbigo. Argumenta que, tradicionalmente, las zonas de plantación de los chopos habían sido las orillas de los ríos que no servían habitualmente para el cultivo de herbáceos u otros extensivos. “Con la disminución de la población rural y de agricultores, las fincas que antes se cultivaban de remolacha, patatas, maíz, trigo…, se están plantando de chopos”, señala Álvarez, que añade que estas plantaciones “afectan a las fincas colindantes, perdiendo gran parte de la capacidad productiva por la influencia del sombreado y robo de nutrientes en los primeros 30 metros de la parcela”.

El caso específico del Órbigo también se ve agravado por una estructura de parcelas de pequeño tamaño, “donde el efecto negativo, en muchas de ellas, afecta a la totalidad de la finca”. “Zonas de regadío fértil como la ribera del Órbigo en su área lupulera se están transformando en una gran chopera, se está acabando con las zonas de cultivo tradicional”, señala. La procuradora del Órbigo concluye argumentando que el cultivo de chopos, que no requiere ni mucha mano de obra ni grandes inversiones, no asienta tanta población en el medio rural como los cultivos tradicionales.