EL Centro de Supercomputación de Castilla y León, ubicado en la Universidad de León, aportó cerca de medio millón de horas de cálculo al proyecto premiado.

La Fundación Centro de Supercomputación de Castilla y León (FCSCL), entidad participada por la Universidad de León (ULE), que tiene sus instalaciones en el Edificio CRAI-TIC del campus de Vegazana, ha dado a conocer su satisfacción por la reciente concesión del Premio Nobel de Física, otorgado por la academia sueca a los estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne por la detección y observación de ondas gravitacionales en el experimento LIGO.

Ruth Alonso, Responsable de la Oficina Técnica del Centro de Supercomputación, ha explicado que desde el organismo se ha participado en el proyecto de investigación que ha llevado a la detección de las ondas gravitacionales, que fueron en su día predichas por Einstein. En concreto, la aportación del superordenador ‘Caléndula’ ha consistido en 480.000 horas de cálculo para el proyecto de investigación dirigido por el laboratorio LiGO en los Estados Unidos, cuyos tres fundadores han sido galardonados con el Premio Nobel de Física 2017.

En el marco del proyecto del LiGO, el Dr. Sascha Husa, profesor de Física Teórica de la Universidad de las Illes Balears y su equipo, han accedido a Caléndula para ejecutar una parte de los cálculos necesarios parar lograr la detección de las ondas gravitacionales a partir de los datos de observación recogidos por los instrumentos del LiGO Lab.

Además de Caléndula, en este proyecto han participado otros superordenadores integrados en la Red Española de Supercomputación RES, como MareNostrum de BSC-CNS (Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación) y Finisterrae operado por el CESGA (Centro de Supercomputación de Galicia).

LA INVESTIGACIÓN DA LA RAZÓN A EINSTEIN

El hallazgo científico de los tres premiados ha contribuido a confirmar definitivamente la teoría de la relatividad general de Einstein, fue considerado en 2016 como el ‘Descubrimiento del Año’ por la prestigiosa revista ‘Science’, por ello a nadie ha sorprendido la concesión del Nobel de Fisica 2017. Dos enormes interferómetros en Washington y Luisiana (EE UU) detectaron el pasado 14 de septiembre de 2015, por primera vez en la historia, la emisión de ondas gravitacionales generadas en los últimos instantes de la fusión de dos agujeros negros de unas 30 masas solares cada uno, abriendo una nueva era de la astronomía y la cosmología, en la que se podrá explorar la naturaleza de la materia oscura y la energía oscura.