manifiesto miguel angel

Delante del Ayuntamiento de León y con presencia de distintas autoridades leonesas, se ha guardado un minuto de silencio y se ha leído un manifiesto ante el XIX aniversario del asesinato de Miguel Angel Blanco.

Manifiesto:

“19 años sin Miguel Ángel Blanco. 19 años del secuestro y asesinato de un joven concejal del Partido Popular en el ayuntamiento de Ermua que se sentía vasco y español y que creía y defendía una convivencia libre, plural y pacífica en el País Vasco. 19 años de miles de recuerdos imborrables que los ciudadanos guardamos en nuestro corazón y que forman parte de nuestra historia personal y social. Millones de españoles intentamos salvar la vida de Miguel Ángel, desde la unidad y el sentido cívico y democrático de un país azotado por el terror, hastiado por tanto dolor injusto producido por los asesinos de ETA y sus cómplices.

Aquellos días de julio de 1997 que conmemoramos forman parte de las imágenes más recordadas de nuestras vidas: la angustia y la dignidad de la familia de Miguel Ángel Blanco, la solidaridad de todo un pueblo, Ermua, ante la tortura que estaba sufriendo su vecino Miguel Ángel. Las cientos de manifestaciones en toda España, las velas encendidas, las manos blancas, la exigencia a la banda de su incondicional liberación. La firmeza de un gobierno y de toda la clase política en contra de cualquier cesión. La unidad social. El señalamiento de los cómplices de los terroristas como responsables políticos del crimen de tantos inocentes durante casi cuarenta años. 48 horas que mantuvieron a un país en vilo en el intento de poder salvar la vida de un hombre. ETA, como siempre, cumplió su amenaza y la desolación y la indignación atravesó a millones de ciudadanos movilizados y sensibilizados ante un nuevo horror contra la vida y contra la libertad.

Entre el 10 y el 13 de julio de 1997, millones de españoles siguieron la crónica anunciada del asesinato de un joven de 29 años, que fue arrebatado de su familia y asesinado por ETA desoyendo la exigencia de todo un país cansado de la banda asesina y que intentó salvar la vida de Miguel Ángel Blanco mostrando firmeza democrática y no cediendo al chantaje de los asesinos.

Miguel Ángel Blanco está integrado también en nuestra memoria política, las consecuencias de la dimensión pública de su secuestro y asesinato diseñaron la estrategia más efectiva en la lucha antiterrorista basada en la no negociación con la banda, la aplicación del Estado de derecho, sólo la ley pero toda la ley, la colaboración internacional, la solidaridad con las víctimas y la deslegitimación del terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.

No podemos olvidar lo que se gritó en las calles: “Sin pistolas no sois nada”; “ETA y HB la misma cosa es”, “BASTA YA, queremos PAZ”. En aquellos días se trazó la línea divisoria entre los demócratas y los totalitarios, la sociedad española tuvo claro quiénes eran las víctimas y quiénes los verdugos. Miguel Ángel Blanco permanece en la conciencia y en el corazón de la gente de bien, es un referente y un símbolo de libertad, de la defensa de los principios democráticos por los que miles de ciudadanos españoles han dado su vida, su integridad física, su libertad o su seguridad en una larga lucha por la derrota del terrorismo aún sin resolver definitivamente.

La importantísima labor profesional de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y la aplicación del Estado de derecho han conseguido en gran medida acabar con la acción criminal de ETA pero el proyecto político cuya imposición criminal ha condicionado la vida de la sociedad española por más de cincuenta años sigue vigente en el País Vasco y Navarra y por desgracia encuentra nuevos adeptos. Es una exigencia democrática denunciar una ideología que no contempla la condena clara y sin excusas de todos y cada uno de los atentados cometidos, que intenta reescribir la historia del terror, que busca la impunidad y el blanqueamiento de miles de crímenes cometidos en nombre de una quimera, que intenta neutralizar el significado de las víctimas, su verdad y su dignidad.

Hoy está en juego el relato final que no puede ser escrito por los que no condenan el terrorismo ejercido por ETA durante décadas. Hoy todavía están pendientes de esclarecer demasiados crímenes y es un deber político e institucional responder a la reclamación de Justicia que las víctimas exigen para poder cerrar el duelo.

Nos une la fuerza de sentirnos españoles constitucionalistas desde nuestras legítimas diferencias, ciudadanos libres en un Estado de derecho, seres humanos solidarios con otros seres humanos que han sufrido un dolor injusto causado por el terrorismo. Esta unión que se evidenció durante el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco es la base de los valores y principios que construyen nuestros derechos y nuestros deberes, dentro de un país libre y civilizado, es la fortaleza que nos mantiene en pie y no arrodillados ante ninguna tiranía. Es el impulso que nos motiva a contar a nuestros hijos y a nuestros nietos quien fue Miguel Ángel Blanco, qué enseñanza nos trasmitió el Espíritu de Ermua.

No podemos bajar la guardia, también el terrorismo yihadista sigue amenazando nuestras libertades. Debemos extraer las mejores enseñanzas de la larga lucha contra el terrorismo interno sufrido en España para enfrentarnos a los fundamentalistas de cualquier credo o ideología.

Especialmente debemos estar atentos a los riesgos de la fanatización de las ideas, caldo de cultivo de las acciones terroristas. Es fundamental defender nuestros valores y principios éticos y constitucionales como muro de contención contra el totalitarismo, el sectarismo, la intolerancia y el fanatismo nacionalista, especialmente entre los más jóvenes. Miguel Angel Blanco y el testimonio y el sacrificio de miles de víctimas del terrorismo son un referente social que jamás vamos a olvidar.

Con el objetivo de recordar a Miguel Ángel Blanco y a todas las víctimas del terrorismo y dar sentido y significado a su Memoria y en recuerdo y homenaje permanentes se han convocado decenas de actos por toda la geografía española para reafirmar la importancia de una Memoria ética, social y política que nos haga más libres y más capaces de resistir las adversidades y construir una convivencia y un país del que podamos sentirnos orgullosos, desde el ejemplo permanente de las víctimas del terrorismo reivindicamos: Memoria, Verdad, Justicia y Dignidad.”