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La muestra, organizada conjuntamente con Acción Cultural Española (AC/E) y el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), expone 127 calcos y láminas en un ambiente similar al de las cuevas donde fueron creados. Es la primera vez que esta colección de arte rupestre, la más completa depositada en un museo, sale de su sede original. Se pueden contemplar cuatro calcos de la cueva de Penches o Valdelacueva, en Burgos, pertenecientes a las colecciones del MNCN y nunca antes vistos. La exposición se podrá ver en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo hasta el 29 de enero de 2017 de forma gratuita.

La directora general de Políticas Culturales, Mar Sancho, ha presentado hoy en el Museo de la Evolución Humana (MEH) la exposición ‘Arte y Naturaleza en la Prehistoria. La colección de calcos de arte rupestre del MNCN’, acompañada por el director científico del MEH, Juan Luis Arsuaga; la directora de Acción Cultural Española (AC/E), Elvira Marco, y el director del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), Santiago Merino, ya que la muestra, puesta en marcha por la Consejería de Cultura y Turismo a través del MEH, está organizada conjuntamente con estas dos instituciones.

‘Arte y Naturaleza en la Prehistoria’ se podrá ver en la Sala de Exposiciones Temporales del MEH hasta el 29 de enero de 2017 de forma gratuita y muestra una selección de 127 calcos y láminas de la colección de arte rupestre que se conserva en el archivo del MNCN. En ella se exponen parte de estos calcos en un ambiente similar al de las cuevas donde fueron creados. Grafito, tinta china sobre papel de diversos gramajes, carboncillo o aguadas a color son algunas de las técnicas que se aplicaron para realizar las miles de copias que conforman el conjunto iconográfico. Una colección que representa tanto pinturas paleolíticas como de arte levantino y esquemático de prácticamente toda la geografía española.

La cueva de Penches o Valdelacueva, en Burgos; la cueva de La Vieja, en Albacete; el Tajo de las Figuras, en Cádiz; Los Letreros, en Almería; El Pindal, en Asturias; El Castillo, en Cantabria; el abrigo grande de Minateda, en Albacete; y la zona de Morella la Vella o la Valltorta, en Castellón, son algunas de las ubicaciones originales de las obras expuestas. “La muestra es un recorrido por las pinturas de cuevas y abrigos que dieron cobijo a nuestros antepasados, que trata de descubrir al visitante el significado y la valía de una colección histórica única”, ha explicado Begoña Sánchez Chillón, comisaria de la exposición.

Cuatro ámbitos

Estructurada en cuatro ámbitos, el recorrido se inicia con la representación de los diferentes motivos que inspiraron al ser humano, como los animales, o incluso la imagen que el hombre tiene de sí mismo, adornados en ciertas ocasiones por signos y símbolos de diversa interpretación. A continuación se destacan copias de escenas completas encontradas en distintos parajes que dan idea de la expresión artística de sus autores. Hay representaciones de arte rupestre que no han sobrevivido al paso del tiempo, lo que convierte a las copias que se exhiben en su único testimonio.

Pinturas documentadas en Burgos

Cabe destacar la inclusión en la muestra de cuatro calcos de pinturas documentadas en la provincia de Burgos. La primera noticia acerca de su existencia tuvo lugar en 1910, cuando el jesuita Jesús Carballo publicó el descubrimiento de pinturas de una cabeza de caballo en el vestíbulo de la cueva de Atapuerca. Alcalde del Río estudió estas pinturas, junto con unas manos de color negro de la cueva del Silo, asignando una edad paleolítica a las primeras. Unos años más tarde, en 1915, el jesuita M. Gutiérrez informó a Eduardo Hernández-Pacheco, director de trabajos de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, del descubrimiento de una pequeña cueva, de difícil acceso, con grabados en las proximidades de Oña. El mismo jesuita había publicado la geología de la zona, indicando que la cueva (que denomina de Penches) se encontraba entre los términos municipales de Penches y Barcina de los Montes y cuyos grabados suponía de edad prehistórica.

La Comisión se desplazó a este lugar al año siguiente, siendo Juan Cabré quien realizaría los calcos de esta cueva. Según el jesuita, “se trataba de unas 5 ó 6 figuras de cabra, grabadas en rasgos muy gruesos sobre una roca sumamente blanda”. Las encontró en un lugar bastante inaccesible de la cueva y tenían un tamaño grande. Al fondo de la cueva aparece otro tipo de cabra más pequeña y de trazo más fino y coloreado. La comparación con animales parecidos en otras cuevas paleolíticas cantábricas y del sur de Francia, hacen pensar a Hernández-Pacheco que la ocupación humana de esta cueva debió realizarse en dos fases del paleolítico, aunque ambas de factura magdaleniense. Para la publicación del trabajo monográfico, Francisco Benítez Mellado realizó una escrupulosa labor de copia de los calcos de Cabré, láminas que aparecen en la publicación de la época y se pueden disfrutar en la exposición.

Diferentes estilos de pintura rupestre

La segunda parte de la exposición ilustra la distribución geográfica de los diferentes estilos de pintura rupestre, ubicando en un mapa las cuevas donde se han encontrado. También se puede admirar una muestra de los lugares mejor representados en la colección, como la Cueva de Candamo o la segunda de las cuevas de la Araña.

La tercera sección es un homenaje a la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas y sus protagonistas. Un mural de fotos y una sugerente escenografía dan idea de las difíciles condiciones de trabajo en que fueron realizados los calcos, además de documentar el proceso para elaborarlos. Con sede en el MNCN, la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas se creó en mayo de 1912 para el estudio y copia de las diferentes manifestaciones de arte rupestre a lo largo de la geografía española.

Dirigida por el profesor Eduardo Hernández Pacheco, recopiló el trabajo detallado y metódico de dos grandes artistas, Juan Cabré Aguiló y Francisco Benítez Mellado, que hoy nos permiten disfrutar de los primeros esbozos de arte expresados por el ser humano. Esta comisión funcionó hasta que la Guerra Civil española paralizó su actividad en 1936, pero para esa fecha ya había reunido una colección única en el mundo. Su trabajo incluyó la reproducción sistemática a través de copias en papel de buena parte de esas obras. “Gracias a esta labor y a su conservación posterior en el Archivo del Museo, hoy conservamos muchas de aquellas obras que actualmente, por distintas circunstancias, han desaparecido y cuya única posibilidad de ser contempladas pasa por visitar esta exposición”, ha concluido Sánchez Chillón.

La exposición finaliza con un video que documenta el delicado y laborioso proceso de restauración al que han sido sometidos la mayor parte de los calcos expuestos con el fin de garantizar su conservación y disfrute para las generaciones venideras.